En más de una ocasión he escrito en este blog, que muchas de las fechas que nosotros celebramos son para reivindicar lo contrario de lo dicho, o por lo menos para mentalizarnos de lo que no debemos hacer en aras a que no vuelva a ocurrir. Esta semana comenzamos la “semana por la unidad de los cristianos”: ¡como para quejarnos de lo de los demás!. Normalmente solemos ver la paja en el ojo ajeno, pero nunca vemos la viga que llevamos dentro.
Maestro ¿dónde vives?. Buena pregunta. Lo más probable es que si a nosotros nos preguntasen donde vivimos, la respuesta no sería tan clara: a usted que le importa, para qué lo quiere saber, en nombre de quién habla, etc…Pero muchos de los que se acercan a nosotros, muchos de los que tocan en las puertas de nuestras iglesias, siguen preguntando y nos siguen interrogando a nosotros, tu Maestro, ¿dónde vive?
Claro, lo que no podemos hacer nunca es decirle a quien nos pregunta que a lo largo de la historia nos hemos peleado por quererlo acoger en la casa de cada uno. Incluso a veces, en la individualidad de una religiosidad lejana a la del evangelio como buena noticia.. Por eso los apóstoles dicen hemos encontrado al Mesías. Nosotros, ¿lo hemos encontrado para saber donde vive?. ¡qué bonito sería el poder decir que hemos tomado café con Jesús en su casa, o que hemos ido a caminar a la orilla de la playa, esas orillas que él tanto ha frecuentado, siempre al límite quizás de la legalidad!
Que bonito sería que el acto que normalmente se celebra en el templo ecuménico, fuera un acto en el que no hubiese distinción ni de vestiduras, ni de interpretaciones, ni de estudios relevantes…. Me gustaría que fuese un acto de hermanos que no siendo iguales, se parecen y comparten la misma sangre, la misma fe en el único Jesús de Nazaret.
Pero ¿saben que les digo?, que hasta me gusta lo que celebramos, porque en la variedad está el gusto, porque en la discrepancia está el camino del encuentro, porque en pensamientos distintos discutimos racionalmente del mismo tema.
Qué bonita la llamada que hoy se le hace a Samuel. Es la llamada a todos y cada uno de nosotros, lo único que tenemos que hacer es poner la oreja y escuchar. Cuantas veces Dios llama o toca en la puerta de nuestra casa y por no atenderlo, porque no nos parece una persona adecuada a lo que nosotros pensamos, porque la apariencia no es lo que cuenta no le escuchamos o no le abrimos. Cuantos son los que sencillamente quieren que se les escuche, cuantas veces son las que Dios nos llama y nosotros somos incapaces de decir Señor aquí estoy, qué quieres que haga.
El Maestro sigue llamando, y muchos le seguimos diciendo, dónde vives porque queremos ir a tu casa. En el fondo el mensaje de Jesús no es otro que el que nosotros tenemos que contestar con el salmista, aquí estoy para hacer tu voluntad.
Ojalá no tengamos divisiones. Ojalá la unidad sea una realidad que nos funda en un solo y mismo compromiso. Ojalá no confundamos a los que nos preguntan donde vive el maestro, o a los que quieren que abramos el oído para que le escuchemos. Dios, en los acontecimientos de la vida siempre nos da una oportunidad de empezar de nuevo. “¿dónde vives?. Vengan y lo verán”. ¿seremos nosotros unos buenos guías de la casa de Jesús.
Hasta la próxima
Paco Mira
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