El "Sí, se puede", se ha convertido casi en un icono de la garra, de la lucha, del coraje... del no rendirse ante las adversidades. En los eventos deportivos es el grito alentador, casi cual griterío aterrador en el circo romano, que lleva en volandas a los deportistas a conseguir la victoria. Es la palmadita oportuna y en el momento adecuado, para dar ese impulso que faltaba y que anima a conseguir la victoria. Otra cosa será el resultado final, pero por lo menos no ha faltado el aliento del público.
Dicen que no hay que mirar hacia atrás ni para coger impulso. Pero es inevitable no hacerlo máxime cuando lo que estamos viviendo ahora es fruto de lo anterior. Lo hemos pasado mal, no, lo siguiente; hemos perdido a muchos seres queridos; estamos en una sexta ola; condicionamos nuestra vida a un pequeño bichito que nos marca la pauta a seguir en eventos posteriores... y seguro que tenemos, desde un confinamiento encubierto, que decir Feliz 2022.
A nivel religioso este fin de semana nos va a presentar la liturgia a la familia de Nazaret y a hacer hincapié que María guardaba todas las cosas en su corazón. El domingo, volveremos a leer el pregón navideño, en el II domingo de Navidad. Me resulta curioso ambos evangelios. El pregón que anuncia que al principio existía la Palabra, que la Palabra vino a los suyos, que los suyos no la recibieron....
Todavía hoy, entre nosotros, hay muchos a los que Jesús toca en la puerta de su corazón y no le abrimos o no le hacemos un hueco para que pueda estar con y junto a nosotros. Hoy, para muchos la Navidad, se ha convertido en "fiestas de invierno", cuando realmente es el nacimiento de quien ha cambiado el curso de la historia en todas sus facetas. Dios, en su humanidad frágil de niño, nos viene a demostrar el sí se puede que nos tiene que dar coraje para que ante las adversidades no desfallezcamos.
Hemos de quedarnos con lo bueno del año que termina; hemos de aprender de los errores que han sido muchos; hemos de levantarnos de las caídas fortuitas o provocadas, que nos han acaecido... pero nunca tirar la toalla. María, ante todas las adversidades - y pasó muchas - guardaba todo en el fondo de su corazón.
Celebramos la jornada mundial de la paz. También hacemos un guiño a que sí se puede. Muchos podemos pensar que los grandes conflictos bélicos son los que nosotros no podemos solucionar, sin embargo hay conflictos más cercanos que están en nuestras manos: riñas de pareja, enfrentamiento entre hermanos, malos rollos entre padres e hijos... la paz está al alcance de la mano de todos y cada uno de nosotros.
Seguro que seremos protocolarios alzando una copa de cava y pidiendo un deseo con las uvas. Pongamos, como María, cada copa, cada uva en el corazón de cada uno de nosotros. Pensemos con nombre y apellidos con quienes tengo que animarme para decirles que la Palabra se hizo carne, porque todavía tiene algo que decir y nosotros lo único que tenemos que hacer es abrir el oído para escucharle. Nuestro gran amigo Suso, lo has llevado a la práctica desde hace 50 años en que fuiste ordenado de sacerdote. Felicidades, amigo y digo bien: AMIGO, porque la Palabra se hizo humana y camina y está contigo.
Ojala que cuando la gente nos vea, no vean en nosotros la tristeza personificada, sino que cuando brindemos por el nuevo año, digamos que SÍ, SE PUEDE, claro que sí. Está en nuestras manos y no en las de otros. Por cierto, mi reconocimiento, admiración a Desmond Tutu.
Comparto con ustedes que SÍ SE PUEDE
FELIZ AÑO
Hasta la próxima
Paco Mira
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