viernes, 3 de enero de 2020

¡ MANIFIESTATE !

 CARTA

Por el título de estas letras, seguro que a más de uno le viene a la cabeza la famosa tabla de Ouijar. Esa tabla en la que es como un consultorio, para muchos temerario, en la que un vaso, en una tabla alfabetizada, va dando respuestas a infinidad de preguntas: del pasado con antepasados, del presente, pero también a antepasados. Personalmente no entro en la valoración de cada uno, pero no pongo mi fe en la resolución de la tabla.
Pero esta semana que entra, celebramos también una manifestación. Una manifestación, que como todas, debería medirse por los resultados que pueda tener de convocatoria. Cuando se convoca una manifestación, se procura divulgar ampliamente la convocatoria mediante publicidad, redes sociales, etc... Se busca que la manifestación discurra por las principales calles y avenidas de una ciudad (a poder ser las más significativas), se piden los permisos pertinentes para cortar el tráfico, se preparan pancartas, banderas, folletos explicativos y animosos al evento, insignias.. todo para que la manifestación resulte un éxito de participantes. Pero es curioso que en una ocasión, en una ciudad en la que me encontraba, había una manifestación que no llegaría a más de veinte personas, con una pancarta que hasta se me antojaba cutre. Mi primera reacción fue la de "fuerte manifestación, para esto....". Sin embargo, después me admiré por su determinación, aunque eran muy poquitos. Allí estaban manifestándose, sin cortar la calle, sin permisos de manifestación, en el lugar que mejor creyeron oportuno... e incluso ante la mirada indiferente de cuantos pasaban y que más de alguno pensaría, mejor se quedaran en su casa o se fueran a trabajar.
La semana que viene también hay una manifestación. Se me antoja que tampoco va a ser multitudinaria. No hay permiso pedido porque probablemente no hará falta. De hecho en su origen, fue tan sencilla como que se dio en un pesebre porque no había sitio en toda la ciudad. ¡ no se podía interrumpir el censo ordenado por el emperador!. A aquella manifestación solamente acudieron los que no contaban: los pobres, los pastores, los cercanos.... La única pancarta que había es que fueron guiados por una estrella que les indicaba el lugar de la reivindicación.
Hoy en día me da la impresión que pasa un poco algo parecido. Hemos convertido la manifestación en una explosión de júbilo infantil en la que el más pequeño de aquella manifestación igual ya no tiene cabida en nuestros lugares de acogida. Seguro que tenemos que preguntarnos si hoy en
día somos capaces de dejarnos guiar por la estrella que ilumina tantas situaciones de manifestación en tantos pesebres de la vida, porque las grandes posadas, nuestros grandes corazones ya no tienen cabida para tanta humildad.
Aquellos sabios que pasaron por allí descubrieron sencillamente a un matrimonio - quizás tan desconcertado como ellos - con un niño al que no
dejaban de mirar, de caérseles la baba contemplando lo que Dios había hecho en ellos.
Dios es siempre desconcertante, pero no miente. Se sigue manifestando y sigue poniendo estrellas en nuestro camino y en nuestra vida. Seguro que el bullicio, el ruido, los juguetes, la algarabía... oscurece de tal modo nuestra existencia que no somos capaces de verlo y descubrirlo. Pero sigue estando en el pesebre, en Belén, en la casa del pan, en lo esencial de cada día.
Ojalá que seamos capaces de descubrir las estrellas de nuestra existencia y de nuestra vida.
FELIZ AÑO y Hasta la próxima
Paco Mira

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