sábado, 3 de agosto de 2019

NADA ES IMPOSIBLE PARA LA LLAMADA DE DIOS.



Desde hace algunos años en Francia las Hermanitas Discípulas del Cordero demuestran que el síndrome de Down no es un impedimento para entregarse por completo y con alegría a Dios.
Los orígenes de la congregación se remontan a la década de 1980, cuando la Madre Line sintió el llamado de responder a su vocación trabajando con niños y se hizo amiga de Véronique, una muchacha con síndrome de Down que se sentía llamada por Dios a la vida consagrada

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