Bueno, pues este fin de semana se aclarará todo: no sé cuantos mítines, no sé cuantos kilómetros recorridos, no sé cuantas afonías por gritos dados con la intención de convencer a la ciudadanía para alcanzar un voto que sirva y valga para los próximos cuatro años. Y por si eso fuera poco, hemos tenido debates en dos tiempos – cual partido de fútbol – para que no quede ningún resquicio de que no nos hemos enterado de lo que hay que hacer y sobre todo de lo que nos ofrecen; aún así hay tantos por ciento elevados que no saben lo qué hacer ,cómo hacerlo y a quién le dan la confianza para los próximos cuatro años. Esos son los indecisos, los que probablemente hablen mucho de programas, de candidatos, etc. pero que no saben a quién votar.
A nivel religioso creo que pasa lo mismo. Hay muchos que hablan de religión, se atreven a dar clase de teología popular, incluso se erigen en grandes y elocuentes oradores que intentan convencer a unas masas enardecidas que a golpes de pecho, sacan a relucirsu religiosidad incipiente, su poco convencimiento en lo fundamental, porque “no hemos visto y por eso lo que no se ve...¿se cree?”. También, es verdad que, hay muchos que se encojen de hombros, que no tienen claro lo que tienen que creer y como creerlo, que eso de la resurrección les queda muy lejos, quisieran decir que sí, sin embardo pues no sé lo que hacer y como hacerlo.
Este fin de semana, el candidato que ha hecho su programa electoral (en cuanto sentido etimológico de la palabra) cuaresmal, de elección, ha salido victorioso, ha ganado y ha pronunciado su primer discurso. No ha salido a ningún balcón, a ninguna plaza, no se ha encontrado con calles cortadas por la multitud de gente que le aclama… Ha pronunciado un discurso casi imperativo: Paz a ustedes. Me resulta curioso que no lleva folios en las manos ni secretario que le aguante el discurso. Este es sencillo: les habla de paz y se calla.
La escena de nuestro candidato victorioso es todo lo contrario a lo que viviremos este domingo a la noche. Él va a donde están los electores, pero estos están con miedo, están con las puertas cerradas, no quieren celebrar la victoria de un triunfo que ya se suponía. Es un candidato que no se esconde y que su mensaje, el de la campaña, el de la cuaresma… no tiene fronteras ni idiomas, no tiene condicionantes pero sí condiciona.
Es un candidato que también se va a encontrar con indecisos, con “Tomases” de la vida que van a decir que si no tocan no creen. Es un candidato que no se queda en su sede, sino que va caminando con todos y cada uno de los que le han votado y también con los que no le han votado. Camina por las orillas del camino, al otro lado del lago, con gente desencantada que va camino de Emaús y no entiende o no comprende lo que ha pasado….
Es un candidato que vive y por ello su resurrección le ha dado la victoria. ¿por qué hay que tener miedo?, ¿por qué tenemos las puertas cerradas por
miedo a no sé quién?. Probablemente los contrarios van ganando porque no somos capaces de demostrar la alegría de la Pascua que da sentido a nuestra vida de cristianos. Tenemos que dejar de ser indecisos y afrontar con energía convencida que lo que hacemos es lo que merece la pena.
Un candidato que nos va a decir “ Dichosos los que crean sin haber visto”, Nosotros, ¿a qué nos apuntamos?
Feliz Pascua
Hasta la próxima
Paco Mira
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