Yo
te saludo, María,
porque
el Señor está contigo,
en tu casa, en tu calle, en tu
pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo
te saludo, María,
porque te turbaste
-¿quién no lo haría
ante tal noticia?-,
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y
creíste a un enviado cualquiera.
Yo
te saludo, María,
porque preguntaste lo que no
entendías
-aunque fuera mensaje divino-,
y no diste un sí
ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra
propia.
Yo
te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo,
Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que
gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente.
Yo
te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y
permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en
bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú
misma.
Yo
te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes a nuestras
vidas,
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena
noticia,
y no te hiciste antojadiza.
Yo
te saludo, María,
hermana peregrina de los pobres de
Yahvé.
Camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y
mantén nuestra fe.
Ulibarri,
Fl.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.