EL
CRISTO DE LA PASCUA Y LA ZANGA
Si el fin de semana
pasado les decía que España es un país de refranes, hoy quiero también decir
que "un gesto vale más que mil
palabras" y esa es la grandeza de la expresividad gesticular del ser
humano: cuando no hay palabras un gesto, un guiño, una mueca... es lo
suficiente para que en la mayoría de los casos el que nos ve, se de cuenta de
lo que pretendemos, de lo que queremos y a donde hay que ir.
Y en eso la Iglesia, nuestra Iglesia
es especialista. Especialista en simbología que es capaz de de dar a entender
realidades que si no fuera por los gestos probablemente nadie, a nivel
racional, sería capaz de entenderlo. Y esto es tan antiguo como la propia
Iglesia. Ya Jesús hablaba en parábolas, y ni más ni menos que para hacer
entender que el Reino de Dios está entre nosotros.
En esta semana santa asistí a un
viacrucis
arciprestal. Me gustó. Y me gustó porque aunque no lo parezca somos
capaces de hacer cosas juntos. Y de hacerlas desde la fe y desde el compromiso
que nos une. Y me gustó porque reunió, en algunos momentos, a unas trescientas
personas, que por el motivo que fuera se unieron al evento. Y me gustó porque
no hemos sentido vergüenza de caminar por las calles de nuestro pueblo, por la
avenida principal, cantando, rezando y llevando en medio de la gente a la
imagen del Cristo que era el que nos congregaba.
En ese viacrucis, como digo por la
avenida principal del pueblo, pasamos por delante de varios bares donde la
actividad principal es la zanga o el dominó. Curioso: se practique o no a nivel
religioso; se rece o no particular o colectivamente, se acuerde o no uno de los
santos cuando las cosas nos salen mal.... pero todos, especialmente los
mayores, al paso del Cristo, dejaban la baraja, dejaban el dominó y se ponían
de pie y se descubrían, el que lo estaba. ¡Que bonito!
Y es que el Dios de la vida allá por
donde pasa, hace que las situaciones que nos rodean se conviertan de otra
manera. El Dios de la vida, que aparece crucificado, hecho una piltrafa,
muerto... nos invita a no quedarnos en la oscuridad de la noche, sino a
contemplar y transmitir la luz de la vida. y es que cuando dejamos de hacer lo
que estamos haciendo, cuando el abuelo deja de jugar a las cartas, cuando el
padre se para por la calle y le explica al niño lo que está viendo, cuando la
gente al salir del supermercado se para y le saca una foto al Cristo, es
que.... no está muerto, ESTÁ VIVO
El evangelio de esta Pascua, la
buena noticia es que la vida vence a la muerte. Y nos tenemos que echar a
correr para anunciarlo, aunque las posibilidades que nos ofrece lo que nos
rodea a veces no sean las mejores. María Magdalena, echó a correr. A María
Magdalena se le cayó el alma a los pies cuando su "gozo en un pozo" porque lo que iba a buscar no estaba; porque
con lo que había vivido y compartido resulta que ahora no tenía sentido.
Pero no nos olvidemos que "mientras hay vida hay esperanza".
Y los cristianos tenemos que ser testigos de la esperanza. No testigos de un
Cristo desgarrado, humillado y azotado, sino testigos de la esperanza de un
sepulcro vacío porque a la vida no se le puede encerrar. Hemos pasado del
servicio del jueves, al sacrificio del viernes pero hemos desembocado en la
gran fiesta que nos invita a recorrer las calles.
Una fiesta que tenemos que vivir
allí donde estemos: en la zanga, en el trabajo, con la familia, en los ratos de
ocio.... Una fiesta llena de esperanza en la que tenemos que preguntarnos si
somos portadores del contagio, si los que nos ven son capaces de decir que
merece la pena salir de un sepulcro vacío, pero salir corriendo y anunciar que
Cristo ha resucitado.
Feliz Pascua
Hasta
la próxima
Paco Mira
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