FOLLOW
ME (SÍGUEME)
Todo
tiempo tiene su afán, todo el mundo se tranquiliza en la medida que van pasando
los días. Las heridas se van cicatrizando y se forma una costra que con el paso
del tiempo se irá cayendo. A los "borrachillos", cuando se les pasa
la resaca, recordarán el momento, quizás amargo en alguno de los casos, y hasta
la siguiente. Creo que a todos, no se si por desgracia o por suerte, la resaca
carnavalera ha quedado en un gran cabreo, quizás justificado, y ahora la vida
continúa.
Creo
que todos hemos viajado en avión en más de alguna ocasión y siempre que
llegamos a un aeropuerto hay un coche (amarillo o de otro color) que tiene unas
letras rotuladas que pone "follow me", sígueme que te voy a llevar al
lugar donde te vas a quedar, quizás no por mucho tiempo.
Muchos
de nosotros hemos ido de excursión fuera de nuestro entorno, hemos ido como
turistas y normalmente no vamos mucho tiempo, una semana, diez días y lo que
procuramos es ver mucho, caminar un montón, muchos monumentos, calles, lugares,
espacios.... y al final del trayecto decir "pues estuve en tal sitio y lo
conozco", cuando en realidad nos quedamos con poquitos lugares, algún
bosquejo fotográfico que me recuerda alguna anécdota, pero que no puedo afirmar
que conozco a fondo los lugares, entre otras cosas porque el guía me dice
"follow me" y además con cierta prisa.
El
evangelio de este fin de semana me invita a lo contrario del título de esta
pequeña reflexión: a pararnos, a pensar, a saborear, a disfrutar.... a decir
como Pedro ¡que bien se está aquí!. Aquí en Canarias, quizás por los horarios,
no es fácil que la gente pueda comer con tranquilidad, con pausa, saborear la
comida... compartir la sobremesa... entre otras cosas porque el tiempo para
comer es justo y escaso y por ello no da tiempo.
¡Que
bien se está aquí!, dan ganas de quedarse, dan ganas de hacer tres tiendas, dan
ganas de no moverse. Hoy nuestro cristianismo que pasa por una crisis, que pasa
por ciertos momentos de incertidumbre, pocas veces se nos ocurre decir que bien
se está aquí. No nos lo decimos a nosotros mismos y por ello, quizás, no lo
podemos decir a los demás. No podemos decirles a otros que hagan lo que
nosotros no sentimos.
El
evangelio de esta semana es quizás, también, una invitación a la oración. A
saborear lo que nos tiene que dar fuerza para continuar en nuestro camino de
cada día. Nos invita a no ser como los turistas que ven un montón de cosas y se
quedan con muy poquitas, porque no tienen tiempo para más. Hoy tenemos que
tener la valentía como Pedro de decir, ¡qué bien se está aquí!. Tenemos que
tener la valentía de que cuando miramos el reloj, podamos afirmar que se nos
pasó el tiempo sin darnos cuenta.
Por
desgracia no sucede eso y tenemos, quizás, la fe del turista: misas rapiditas,
que el cura no se enrolle demasiado; reuniones para compartir mi fe, compartir
con otros agentes de pastoral las inquietudes que la parroquia y la sociedad me
oferta, pues cuanto menos mejor; algún curso que pueda haber para
reciclarme o ponerme al día, pues que no me pongan más de las que están
estipuladas.... y al final, probablemente tendremos la capacidad de criticar a
los que no lo hacen, cuando si puedo me escaqueo tanto o más que los otros.
Oremos,
dialoguemos con nuestro Padre en la cuaresma. Un Padre que nos invita a mirar
hacia adentro, a saborear la sobremesa de mi vida diaria, a saborear los
monumentos de la fe, de forma que la fotografía no sea la que me tiene que
recordar el lugar, sino mi propia experiencia es la que tiene que dar el
testimonio que oferte a los demás un monte Tabor de la vida y que sea yo el que
diga, ¡qué bien se está aquí! .
Feliz
cuaresma para todos
Hasta
la próxima
Paco
Mira
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.