Primera Lectura
Lectura del Profeta
Ezequiel (17,22-24):
Salmo
Sal
91,2-3.13-14.15-16
R/. Es bueno darte gracias,
Señor
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh
Altísimo,
proclamar por la mañana tu
misericordia
y de noche tu fidelidad. R/.
El justo crecerá como una
palmera,
se alzará como un cedro del
Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de
nuestro Dios. R/.
En la vejez seguirá dando
fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es
justo,
que en mi Roca no existe la
maldad. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la
segunda carta de san Pablo a los Corintios (5,6-10):
Siempre tenemos confianza,
aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo, estamos desterrados, lejos
del Señor. Caminamos guiados por la fe, sin ver todavía. Estamos, pues, llenos
de confianza y preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor. Por eso
procuramos agradarle, en el destierro o en la patria. Porque todos tendremos
que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el premio o el castigo
por lo que hayamos hecho en esta vida.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (4,26-34):
En aquel tiempo, Jesús dijo a
la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre
siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él
sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo
el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las
espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz,
pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»
Les dijo también: «¿Con qué
compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es
como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las
semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los
arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra.»
Y con otras muchas parábolas
semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían
entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les
explicaba todo en privado.
Palabra del Señor
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