*Ponte esta ceniza en tu cabeza para que sepas hacer ceniza.*
Quema y haz ceniza de todo lo que te aparta de Dios, dejándolo en el ultimo lugar de tu vida, sin permitirle hablarte y ofrecerte la riqueza de vida que quiere darte.
Quema y haz ceniza de tu amor propio que te lleva a estar continuamente poniéndote en el centro de todo.
Quema y haz ceniza de tu egoísmo y tus inmadureces que te lleva a acumular, a encerrarte y a querer dominar.
Quema y haz ceniza de tus juicios, no sólo los que manifiestas, sino sobre todo los ocultos, los que vas gestando en el centro de tu corazón y que te hacen persona calculadora, despreciativa y demasiado despiadada.
Quema y haz ceniza de tu amargura interior, gestada a base de resentimientos y no aceptación de ti mismo.
Quema y haz ceniza de tu falta de empatía y solidaridad con el dolor humano, porque, aunque la vida te sea dura en algunos aspectos, hay seres humanos más sufrientes que lo que estás tú.
Quema y haz ceniza de tus mentiras, no sólo las que salen de la boca, sino también de aquellas que te hacen aparentar lo que no eres, y no te permiten enfrentarte a la verdad de tu vida.
Quema y haz ceniza de las veces en que juegas, o no cuidas como deberías las cosas importantes de la vida: el amor matrimonial, el cuidado de los hijos, la palabra dada, la responsabilidad en el trabajo, el cuidado de los mayores.
Quema y haz ceniza de vivir mucho sentado en el sillón de la comodidad y del enjuiciamiento de lo que está mal, y no haces nada por aportar algo para que esta sociedad sea mejor.
Quema y haz ceniza de las cosas que te hacen daño, y que va pasando el tiempo, y las sigues tolerando, creyendo falsamente que puedes con ellas, y que, sin embargo, te pueden estar haciendo esclavo, adicto, o enfermo, y esclavizando la vida.
Quema y haz ceniza de tu amargura interior por las cosas que no han salido con tú las proyectaste, por los fracasos no reciclados, y que puedan estar modelando muchas de tus reacciones.
Quema y haz ceniza de esa parte de tu corazón que no alberga misericordia, comprensión ante el fallo ajeno, y empatía, y cuando no le das a nadie una segunda oportunidad.
Quema y haz ceniza de la frialdad que va teniendo tu vida, refugiándote en frivolidades y renunciando a cultivarte como persona, dejando de madurar y crecer por dentro y por fuera.
Quema y haz ceniza de orgullos y altanerías, de querer quedar siempre por encima, de utilizar tu inteligencia para dañar, de no dar nunca tu brazo a torcer.
Quema y haz ceniza de no cuidar la naturaleza y el medio ambiente, pensando que los pequeños detalles no sirven para nada, y que podemos abusar de esta casa común que Dios nos ha dado.
Quema y haz ceniza de vivir por encima de tus posibilidades, envidiando lo que otros puedan tener, y creyendo que teniendo más y mejores cosas eres más feliz.
Quema y haz ceniza de lo que te aparta de Dios, no te hace escuchar la conciencia, vivir sin mirar al cielo, y no escuchar el grito del hermano que a tu lado te pide atención, escucha y un poco de humanidad.

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