Hijo mío, no estás solo:
Yo
estoy contigo.
Yo soy
tú,
pues
Yo necesitaba una humanidad de recambio
para
continuar mi Encarnación y mi Redención.
Desde
la eternidad te elegí:
te
necesito.
'Necesito
tus manos para seguir bendiciendo,
necesito
tus labios para seguir hablando,
necesito
tu cuerpo para seguir sufriendo,
necesito
tu corazón para seguir amando,
te
necesito para seguir salvando:
continúa
conmigo, hijo.
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