La
construcción de la felicidad
No
es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se
encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que
es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.
Habría
también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero
que, aun así, hay razones más que suficientes de alegría para llenar una vida
de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no
renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida
soñando o esperando la felicidad entera.
Sería
también necesario decirles que no hay «recetas» para la felicidad, porque, en
primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe
construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus vecinos. Y porque,
en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir «qué»
clase de felicidad es la mía propia.
Añadir
después que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por
los que, con certeza, se puede caminar hacia ella.
A mí
se me ocurren, así de repente, unos cuantos:
♥
Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma.
♥
Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos.
♥ No
tener que esperar a encontramos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e
importantes que son nuestros ojos.
♥
Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra
existencia.
♥
Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen
cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás.
♥
Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir
lo mejor de nuestras energías.
♥
Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga y a veces
muy a la larga, terminará siempre por imponerse.
♥ En
el amor, preocuparse más por amar que por ser amados.
♥
Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y si esto es imposible, tratar
de amar el trabajo que tenemos.
♥
Revisar constantemente nuestras escalas de valores.
♥
Cuidar que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil
de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.
♥
Descubrir que Dios es alegre.
♥
Procurar sonreír con ganas o sin ellas.
La
lista podría ser más larga. Pero creo que, tal vez, esas pocas lecciones
podrían servir para iniciar el estudio de la asignatura más importante de
nuestra carrera de hombres: la construcción de la felicidad.
©
José Luis Martín Descalzo
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