"Y
la casa se llenó del olor del perfume" El acto de amor de María hacia el
Maestro fue el verdadero aroma que llenó la casa aquel día. Ésta es y será una
de las grandes paradojas del evangelio: "hay más felicidad en dar que en
recibir".
El
evangelista resalta que el perfume era de gran valor. Algunos lo consideraron
una exageración, un derroche, un desperdicio... Sin embargo, nos damos cuenta
de que no es una forma de pensar exclusiva de aquellos tiempos, sino algo que
se extiende hasta nuestros días. El perdón viene interpretado como debilidad,
la generosidad como locura, el servicio a los demás como una humillación. Y es
que el metro con el que se juzgan esos actos sigue siendo el egoísmo y no el
honor que se nos otorga al tener la oportunidad de dar gloria a Dios y de
amarle en nuestros hermanos.
Poder
donarse a los demás es un verdadero honor, pues Cristo siempre cumple la
promesa que hizo a quienes siguieran sus enseñanzas: "el ciento por uno en
esta vida y la vida eterna en el cielo". Amar a Dios y a los demás nos
exige un precio (entregar alguna comodidad, dejar que otro sea preferido a mí,
ceder mi tiempo, etc.) pero a la vez nos otorga la felicidad más grande del
hombre. ¡No tengamos miedo a ennoblecer nuestra vida con el perfume del amor!
Propósito
Si
hoy tengo un pensamiento negativo sobre una persona, orar y buscar una cualidad
de ella para alabarle.
Diálogo
con Cristo
Jesús,
esta Semana Santa es una excelente oportunidad para dedicar más tiempo a
fijarme en los demás, como ha propuesto el Papa. Dame tu luz para emprender una
labor de fermento en mi propia familia, en mi propio ambiente, para vivir un
cristianismo más dinámico, más apasionado, que no mida el esfuerzo o
sacrificio. Dame la generosidad de María, que supo escoger siempre la mejor parte.
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