sábado, 8 de noviembre de 2014

EL DIARIO DE MARIA


EL DIARIO DE MARIA

Te miro a los ojos 
y entre tanto llanto 
parece mentira 
que te hayan clavado. 

Que seas el pequeño 
al que he acunado, 
y que se dormía 
tan pronto en mis brazos, 
el que se reía 
al mirar el cielo 
y cuando rezaba 
se ponía serio. 

Sobre este madero 
veo aquel pequeño 
que entre los doctores 
hablaba en el templo, 
que cuando pregunté, 
respondió con calma 
que de los asuntos 
de Dios, se encargaba. 

Ese mismo niño, 
el que está en la cruz, 
el Rey de los hombres, 
se llama Jesús. 

Ese mismo hombre 
ya no era un niño 
cuando en esa boda 
le pedí más vino. 

Que dio de comer 
a un millar de gente 
y a pobres y enfermos 
los miró de frente. 

Río con aquellos 
a quienes más quiso, 
y lloró en silencio, 
al morir su amigo. 

Ya cae la tarde, 
se nublan los cielos, 
pronto volverás 
a tu Padre Eterno. 

Duérmete pequeño, 
duérmete mi niño, 
que yo te he entregado 
todo mi cariño. 
Como en Nazareth, 
aquella mañana, 
¡He aquí tu sierva, 
he aquí tu esclava!

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