Es
pacífico sólo el que consigue,
incluso
a costa de vencerse a sí mismo
y de
superar los propios prejuicios, alabar al otro.
Es
pacífico el que está dispuesto
a
reconocer las razones de su adversario.
Somos
pacíficos si no interpretamos
los
comportamientos y los esfuerzos de los demás
con
criterios superficiales.
Servimos
a la causa de la paz
si
nos comprometemos
no
sólo por la causa de nuestra libertad
sino
también por la de los otros.
Servimos
a la causa de la paz
si
aprendemos poco a poco
a no
percibir sólo la injusticia
de
la que nosotros somos víctimas,
sino
también la injusticia
de
la que son víctimas otros.
Somos
pacíficos si cumplimos cada día
pequeños
actos de virtud:
ser
amable con quienes se tiene poder,
no
inclinarse ante quienes son más fuertes,
no
considerarse demasiado importante
ni
creerse insustituible.
Hola¡¡la Última semana de septiembre reunión de padres y la primera semana de octubre comienzan la catequesis.Gracias
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