viernes, 15 de noviembre de 2013

LECTURAS DEL DOMINGO 17 DE NOVIEMBRE.XXXII DOMINGO ORDINARIO

                                      

                                  Primera lectura
Lectura de la profecía de Malaquias (3,19-20a):

Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir –dice el Señor de los ejércitos–, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

 Palabra de Dios



Salmo
Sal 97,5-6.7-9a.9bc

R/.
 El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

Tañed la cítara para el Señor,
 
suenen los instrumentos:
 
con clarines y al son de trompetas,
 
aclamad al Rey y Señor.
 R/.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
 
la tierra y cuantos la habitan;
 
aplaudan los ríos, aclamen los montes
 
al Señor, que llega para regir la tierra.
 R/.

Regirá el orbe con justicia
 
y los pueblos con rectitud.
 R/.
                                                             
                                 Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses(3,7-12):

Ya sabéis cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin trabajar, nadie nos dio de balde el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con vosotros os lo mandamos: El que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.

Palabra de Dios
                                               
                                       Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (21,5-19):

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. 
Jesús les dijo: «Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.»
 
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?»
 
Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.»
 
Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor
                                          

                                                       MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
1.   ¿Me doy cuenta que en varias ocasiones también quiero poner a prueba a Jesús? (Cuántas veces decimos que si Jesús existe que me dé una prueba, que si Dios no me abandonó, que me dé una prueba… ¿está bien esto?)
2.   ¿Creo firmemente como lo afirma la Iglesia desde los primeros discípulos, que Cristo resucitó y vive? ¿Qué significa esto en mi vida?
3.   ¿Entiendo que es Jesús vivo y resucitado quien me invita a un diálogo conmigo?
4.   ¿Estoy convencido que la Resurrección de los muertos es parte de nuestra fe y la profeso con seguridad?
5.   ¿Vivo de acuerdo a los valores del Evangelio y en diálogo con Jesús resucitado para poder ir preparando también mi vida en la eternidad?
 .
                                                          ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?
Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque me invitas a dialogar contigo, y me ayudas en el camino hacia Ti.
Gracias, porque aunque no merezco la vida eterna, Tú me la ofreces, y yo quiero vivir de tal manera que pueda entrar en la Gloria del Padre para vivir siempre contigo.
Tú deseas para mí la felicidad completa, que es muy distinta de la vida cosquilleante de un momento presente sin claros horizontes. En esta vida asumo muchas de las contrariedades y las vivo con deseos de eternidad.
Tú eres un Dios de vivos, Tú mantienes a los que son fieles contigo. Ponemos también en tus manos a todos los fieles creyentes y discípulos que profesaron su fe, para que con tu amor los recibas en tu Reino.
Señor, que vivamos de tal manera, que podamos gozar de tu Reino algún día, cuando Tú nos llames a tu presencia. No tememos ese día, lo esperamos con júbilo. Gracias Señor por la vida que nos das, y la que nos ofreces en la eternidad

Amén

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