Padre
enséñame a ver la viga
que
tapa mis ojos,
esa
que no me deja reconocer
mis
propias miserias y errores.
Quítame
la viga que me convierte en juez
de
mis hermanos, esa me que hace criticarlos,
condenarlos
desde mi soberbia.
Esa
que me hace solo hablar mal de ellos.
Quítame
la viga de los ojos
esa
que transforma mi lengua en
instrumento
de guerra, destruyendo
y
perjudicando a mis hermanos.
Quítame
la viga que no deja
salir
de mí el don del perdón
y la
misericordia.
Quítame
Señor la viga de mi ojo
para
que deje de ver la paja en el
ojo
del hermano;
y
dame la gracia de verlos,
mirarlos
con la misma misericordia
con
que tú, señor, me miras y perdonas.
Amén.
Corina Acevedo
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