En
estos días, es frecuente escuchar o leer que el próximo día 24 de Febrero
comenzará la Visita Ad Límina de los obispos españoles.
¿En
qué consiste la Visita ad límina?. Empezaré por aclarar que el término es
incompleto, pues la denominación exacta
es Visita “Ad limina Apostolorum” y significa visita “a los umbrales (de las
basílicas) de los apóstoles” (Pedro y Pablo), o también puede traducirse como
“a la morada de los apóstoles”, entendiendo que se refiera a los sepulcros de
San Pedro en la Basílica de San Pedro en El Vaticano y de San Pablo en la de
San Pablo Extramuros.
Además
de ser un momento importante para la vida de las Iglesias particulares,
consolida los vínculos de fe, de comunión y de disciplina que las unen a la
Iglesia de Roma y al entero cuerpo eclesial.
Los
orígenes de esta Visita se remontan al siglo IV, aunque fue Sixto V quien la
institucionalizó dándole cobertura legal y racionalizando su desarrollo en 1585
.
No
sólo se realiza esta visita a las tumbas de los apóstoles enterrados en Roma,
sino que los obispos son recibidos por
el Santo Padre y también se hace a los Dicasterios de la Curia de Roma, allí se
hacen intercambios de informaciones, se dan consejos y sugerencias para el
progreso de la Iglesia particulares y para la observancia de la disciplina
común.
Para
la realización de esta visita a los Dicasterios, existe una preparación previa
a fin de que la Visita ad límina se desarrolle felizmente y tenga éxito. Para
ello, se envía por los obispos un informe o relación sobre la situación de sus
diócesis, de acuerdo con un formulario previamente existente, elaborado por la
Congregación de los Obispos, y que una vez completado y preparado por el
Obispo, se remite a Roma, con una antelación de al menos seis meses al inicio
de la Visita propiamente dicha.
En base al informe o relación enviada por cada
obispo, se hacen unas observaciones por los Dicasterios de la Curia que se remiten a una Comisión
constituida para este fin, que hace una síntesis, que se utilizará en los
coloquios de los obispos visitantes con
los representantes de los Dicasterios competentes en la materia sobre la que
versa el informe o relación remitida por las distintas diócesis.
Este
informe o relación también ayuda al obispo a examinar el estado de la Iglesia
particular que tiene encomendada y a programar el trabajo pastoral de su
Diócesis.
Actualmente
las visitas ad límina, se realizan por Conferencias Episcopales Nacionales, o
dividiéndose en varios grupos si son muy numerosos los convocados, lo que pone
de manifiesto la unión colegial de los obispos. Las visitas a los sepulcros de
los Apóstoles, discurso del Papa y reunión con los Dicasterios de la Curia
Romana se realizan en grupo.
Aunque
hay que señalar, que es cada Obispo quien presenta la relación y cumple la
visita en nombre de su Diócesis, encontrándose personalmente con el Papa y
teniendo el derecho y el deber de comunicarse directamente con el Santo Padre y
sus colaboradores en todo aquello que tenga que ver con su ministerio
diocesano.
Se
celebran durante el tiempo de la Visita y con el Papa, una serie de audiencias
públicas y privadas, y también se celebran eucaristías con el Santo Padre en
las Basílicas Mayores de Roma.
Aunque se debe realizar cada cinco
años, en el caso de los obispos españoles no ha ocurrido así, pues la última
realizada lo fue en el año 2005 y no pudo completarse por la enfermedad
agravada de S.S. Juan Pablo II . Durante el pontificado de Benedicto XVI , no
se realizó ninguna.
En la próxima visita, serán 83
obispos españoles quienes la realizarán en dos grupos, uno del 24 de Febrero al
2 de Marzo, y otro del 3 al 8 de Marzo.
Roguemos
a Dios que el desarrollo y los frutos de esta Visita ad límina de los obispos
españoles sean los mejores para las Iglesias particulares de España y para el
orbe católico en general, así como para
la unidad de sus miembros.
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