viernes, 1 de noviembre de 2024
miércoles, 30 de octubre de 2024
domingo, 27 de octubre de 2024
sábado, 26 de octubre de 2024
Oración con el evangelio de este fin de semana.
“Ánimo, levántate que te llama”. Aquel ciego oyó esas voces y reaccionó acercándose a Jesús. Los que antes le invitaban a callarse son los que ahora, mandados por Ti, invitan al ciego. Gracias, Señor, por los que alguna vez en mi vida me han dicho lo mismo con palabras diferentes. Gracias por los que no han estorbado, ni me han impedido oír tu voz, Señor. Gracias por los que ponen a las personas en el camino por donde pasas. Cada uno tiene que clamar por su propia ceguera; descubrirla, aceptarla y ponerla ante Dios. Qué hermoso saber que hay personas que te ayudan a clamar a Jesús y pedirle que tenga compasión. Señor, ciego soy en muchos aspectos de la vida. Me has curado de muchas cegueras, pero mis ojos vuelven en ocasiones a estar turbios. Y eso me hace salirme del camino, ponerme en la orilla, mendigar cosas que no terminan de satisfacer el corazón. “Hijo de David, ten compasión de mí”, decía aquel ciego. No se puede decir más con menos palabras. Ten compasión de mí, te lo repito, ten compasión de mí. Y entonces Jesús habla: “llámenlo”. Y las voces que antes negaban cambian la candencia y dicen:” ánimo que te llama”. Ojalá que yo dé un salto, y me ponga ante ti sin importarme dejar mantos, títulos, historias viejas, rencores o tantas comodidades. Ligero de equipaje para correr hacia ti, Señor. Y de nuevo escuchar tu voz: “¿Qué quieres que haga por ti?” Y responder lo mismo: “Señor, que pueda ver”. Mis ojos, mis pobres ojos, los hiciste para ver no para llorar. Haz que separ adivinar entre las sombras la luz, que nunca me ciegue el mal, no olvide que existes Tú. Sostén ahora mi fe, pues, cuando llegue a tu hogar con mis ojos te veré y mi llanto cesará.
viernes, 25 de octubre de 2024
LECTURAS DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO
LECTURAS DEL XXX DOMINGO DEL
TIEMPO ORDINARIO
Primera Lectura
Lectura del libro de
Jeremías (31,7-9):
Salmo
Sal 125, 1-2ab.
2cd-3. 4-5. 6
R/. El Señor ha estado grande
con nosotros,
y estamos alegres
Cuando el Señor cambió la
suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de
risas,
la lengua de cantares. R/.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con
ellos.»
El Señor ha estado grande con
nosotros,
y estamos alegres. R/.
Que el Señor cambie nuestra
suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta
a los Hebreos (5,1-6):
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (10,46-52):
En aquel tiempo, al salir
Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo
de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que era Jesús Nazareno,
empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que
se callara.
Pero él gritaba más: «Hijo de
David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo:
«Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole:
«Ánimo, levántate, que te llama.»
Soltó el manto, dio un salto y
se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó:
«Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te
ha curado.»
Y al momento recobró la vista
y lo seguía por el camino.
Palabra del SeñoR