sábado, 26 de octubre de 2024

ORACIÓN CON EL EVANGELIO.HIGINIO

Oración con el evangelio de este fin de semana.



“Ánimo, levántate que te llama”. Aquel ciego oyó esas voces y reaccionó acercándose a Jesús. Los que antes le invitaban a callarse son los que ahora, mandados por Ti, invitan al ciego. Gracias, Señor, por los que alguna vez en mi vida me han dicho lo mismo con palabras diferentes. Gracias por los que no han estorbado, ni me han impedido oír tu voz, Señor. Gracias por los que ponen a las personas en el camino por donde pasas. Cada uno tiene que clamar por su propia ceguera; descubrirla, aceptarla y ponerla ante Dios. Qué hermoso saber que hay personas que te ayudan a clamar a Jesús y pedirle que tenga compasión. Señor, ciego soy en muchos aspectos de la vida.          Me has curado de muchas cegueras, pero mis ojos vuelven en ocasiones a estar turbios. Y eso me hace salirme del camino, ponerme en la orilla, mendigar cosas que no terminan de satisfacer el corazón. “Hijo de David, ten compasión de mí”, decía aquel ciego. No se puede decir más con menos palabras.          Ten compasión de mí, te lo repito, ten compasión de mí.                Y entonces Jesús habla: “llámenlo”. Y las voces que antes negaban cambian la candencia y dicen:” ánimo que te llama”. Ojalá que yo dé un salto, y me ponga ante ti sin importarme dejar mantos, títulos, historias viejas, rencores o tantas comodidades. Ligero de equipaje para correr hacia ti, Señor. Y de nuevo escuchar tu voz: “¿Qué quieres que haga por ti?” Y responder lo mismo: “Señor, que pueda ver”.  Mis ojos, mis pobres ojos, los hiciste para ver no para llorar. Haz que separ adivinar entre las sombras la luz, que nunca me ciegue el mal, no olvide que existes Tú. Sostén ahora mi fe, pues, cuando llegue a tu hogar con mis ojos te veré y mi llanto cesará.

viernes, 25 de octubre de 2024

SOLEMNE FUNCIÓN RELIGIOSA SAN RAFAEL ARCÁNGEL

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO.

LECTURAS DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

 


LECTURAS DEL XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Primera Lectura

Lectura del libro de Jeremías (31,7-9):

 Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito.»

 Palabra de Dios

 


Salmo

Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

 

R/. El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R/.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R/.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R/.

 

Al ir, iba llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelve cantando,

trayendo sus gavillas. R/.

                                                                   


Segunda Lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (5,1-6):

 Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy». O, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»

 Palabra de Dios

                                                               


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):

 

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.

Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»

Muchos lo regañaban para que se callara.

Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»

Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.»

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»

El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»

Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.»

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

 

Palabra del SeñoR



LA ALEGRÍA DEL PERDÓN. JESÚS VEGA MESA

FOTOS DE LAS CELEBRACIONES SAN RAFAEL 2024

HACER CLIC PARA VER LAS IMÁGENES👇👇👇👇