Las lecturas de hoy nos van marcando el camino hacia esa epifanía, la revelación de Dios. Isaías, profeta en medio del pueblo, con fe ve el nuevo amanecer que promete Dios e invita a caminar hacia ese faro que ilumina las tinieblas, hacia el resplandor del nuevo amanecer. Ser portadores de luz en un mundo que camina en tinieblas y no ve salida a los problemas. ¿Eres de los que piensan que hay más soluciones que problemas, o vas por ahí con ánimo derrotista, contribuyendo a la depresión?
Esa luz, dice el salmo, que llega a todas las naciones o, como dice la segunda lectura, ilumina a todos sin excepción. Porque todos somos coherederos de la promesa. Desde Rusia, desde China, desde África, desde Oceanía… En todas partes se oye su voz, se escucha el mensaje de salvación. ¿Te apuntas, lo difundes, o dejas que lo hagan otros? Total, yo ya estoy salvado… Revisar hoy nuestra aportación a la expansión del mensaje podría estar bien. Un buen regalo de Reyes a los que nos rodean, compartir con ellos lo que vivimos y da sentido a nuestra vida.
Ese amanecer, esa luz que vieron los Magos, y les llevó a buscar al Salvador del mundo en forma de niño, al lado de su padre, San José y de su madre, Santa María ejemplo de aceptación de lo que Dios manda a la persona, guardando en el corazón todo, lo que entiende y lo que no. Ver con los Reyes a la familia de Jesús en el pesebre, y ponernos a sus pies, y adorarles. Si tienes un belén en casa, podría estar bien hacer algún pequeño gesto hoy, mejor si lo hacemos en familia.
Hay un poema sobre la Navidad que presenta a los Magos motivando su viaje:
El primero dice: Debo saber cómo ser verdadero hoy. Por eso sigo la estrella.
El segundo dice: Quiero descubrir cómo vivir hoy. Por eso sigo la estrella.
El tercero dice: Necesito averiguar cómo amar hoy. Por eso sigo la estrella.
Al final afirman los tres: Debemos descubrir cómo ser hombres hoy. Por eso seguimos la estrella.
La estrella sigue brillando hoy, para los que quieran verla. ¿Tú quieres? Búscala en la Liturgia, en la Comunidad, en la Palabra, en tu corazón. En algunos países, los niños esperan con grandísima ilusión la noche de Reyes, para recibir sus regalos. Con esa misma ilusión podríamos esperar nosotros el encuentro con Dios.
Feliz día de la Epifanía, Feliz día de Reyes.
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