Me
pides confianza y, por lo que sea,
prefiero
mirar hacia atrás
que
saborear y soñar con lo que en Ti me espera
Deseas
el fruto de mi constancia y, a la menor,
me
dejo enredar por los hilos de la pereza,
la
tibieza o las dudas, la fragilidad o la torpeza.
Sueñas
con un futuro bueno para mí,
y
me encuentras soñando con otras cosas
con
otras instancias que no son las tuyas
con
una tierra muy distinta a la que Tú me ofreces.
Estoy
en la higuera, pero la higuera de mi vida,
no
siempre fructifica en lo santo, noble y bueno.
Miras
a las ramas de mis días
y,
lejos de comprobar cómo despuntan sus yemas
me
limito a vivir bajo mínimos,
a
dar aquello que me conviene y no me molesta
a
fructificar, poco o nada, si no es beneficio propio.
¿QUÉ
FRUTOS, DARTE, SEÑOR?
y
dejándome arrastrar por tu riqueza
ojala
recojas de mí aquello que a tu Reino convenga
Acoge
mi buena voluntad,
y
lejos de echarme en brazos de la vanidad
descubra
que, sólo Tú y siempre Tú,
eres
la causa de lo bueno que brota en mí.
Perdona
mi débil cosecha,
y,
sigue sembrando Señor, para que tal vez mañana
puedas
despertar, descubriendo en mí
aquello
que, hoy, brilla por su ausencia:
frutos
de verdad y de amor
de
generosidad y de alegría
de
fe y de esperanza
de
confianza y de futuro
de
vida y de verdad.
Y
no te canses, Señor, de visitar tu viña,
tal
vez hoy, puede que no,
pero
mañana, con tu ayuda y mi esfuerzo,
brotará
con todo su esplendor
la
higuera de mi vida
Amén
Javier Leoz
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.