ENGANCHADOS
A LA MISA
Lo
que digo de la misa con participación de niños, vale también para muchos
adultos. ¿Qué puede entender una persona normal que no ha estudiado teología
cuando, por ejemplo, en una oración de
la misa de esta semana se decía: “Oh Dios que has querido que tu Verbo asumiera la verdad de la carne
humana”. Eso podría entenderse si se dijera con un lenguaje más normal, el que hablamos habitualmente. Pero mientras tengamos los
brazos atados con normas y traducciones oficiales, estamos tentando a que
muchas personas se desconecten de lo que leemos o decimos. Y acabarán
desenganchándose.
A
pesar de todo, nuestra gente creyente
hace un gran esfuerzo por entender lo que se dice y hace en la misa. Un día de la pasada semana, al salir de la iglesia, una señora
me dijo que seguía semanalmente este programa de radio. Y añadió: “A ver si
cuenta un día en su diario que hay
personas que estamos “enganchadas” a la radio y “enganchadas” a la misa. Porque a veces una cosa, dijo, lleva a la otra. Y ya me acostumbré a
participar de la misa que por nada me la pierdo”.
Me gustaron sus palabras, claro.
Afortunadamente hay quienes logran
“engancharse” a lo que ayuda a vivir y crecer: la lectura, el cine, los
encuentros de amigos, la participación… O la misa. Por eso hay que intentar que
se entienda: para que, al menos por ese motivo, nadie se desenganche. Y mucho
menos los niños.
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