Primera lectura
Lectura
del libro de los Proverbios
Una
mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las
perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae
ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y
lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano
hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al
necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia,
fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle
por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la
plaza.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
127,1-2.3.4-5
R/.Dichoso
el que teme al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y
sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien.R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en
medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa.R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme
al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas
la prosperidad de Jerusalén
Segunda lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses
(5,1-6):
En lo referente al tiempo y a las circunstancias
no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis perfectamente que
el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén
diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les
sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está
encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en
tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque
todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche
ni de las tinieblas, Así, pues, no durmamos como los demás, sino
estemos vigilantes y despejados.
Palabra de Dios
Evangelio del domingo
Lectura
del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de
viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a
uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada
cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco
talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El
que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que
recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su
señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos
empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el
que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco,
diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado
otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un
empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó
luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos
talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le
dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has
sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete
de tu señor." Finalmente, se acercó el que había recibido un
talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas
donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a
esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor
le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con
que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo?
Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver
yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y
dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le
sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y
a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el
llanto y el rechinar de dientes."»
Palabra del Señor
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