ESTE TESTIMONIO SEGÚN LAS OBRAS DE LA MISERICORDÍA PERTENECE AL GRUPO DE LA LEGIÓN DE MARÍA.
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DEBER
PRIMORDIAL
La asistencia a las juntas, es un deber y obligación. Estas nos
sirven de confraternización y unión, de los unos con los otros, para formar una
cadena de espiritualidad. En las reuniones del presidium, cada miembro aporta
sus cualidades de manera desinteresada, y se comienzan las reuniones con la
invocación del Espíritu Santo y el rezo del Santo Rosario.
Si miramos hacia atrás, cada uno de nosotros, al ingresar en la
Legión de María notará, como sin darse cuenta, y poco a poco, siente como se
entrega al hermano de una forma instintiva y desinteresada.
Al entregarse de esta forma, se da el todo por el todo, y en
algunos casos, hay miembros, que se implican por las situaciones que se
encuentran, pero al ponerlas en manos de María, se sienten reconfortados. Es por
lo que en las juntas, se ha de fraguar la unión, por encima de todo, lo que nos
lleva a actuar como verdadero cuerpo, que es la Legión, un cuerpo en combate,
en primera línea.
También hay que hacer mucho hincapié en no ir por libres o solos,
ya que daría lugar al acomodo y bajar la guardia, y es por lo que hay que estar
muy pendientes los miembros del presidium, para evitar situaciones como estas.
Y para finalizar, ser conscientes de que estamos en manos de
nuestra Madre la Virgen, y que somos unos privilegiados de ser soldados de Ella
y llevar el mensaje de su Hijo Jesús, en donde nos requieran y saber que
también tenemos la obligación de arropar a los sacerdotes de nuestras
parroquias, en todo lo que está a nuestra disposición.
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