miércoles, 14 de mayo de 2014

LOS CÁNTAROS DE LA VIRGEN MARÍA

                   

                 LOS CÁNTAROS DE LA VIRGEN MARÍA
 Cuenta una leyenda que un peregrino se acercó a casa de la Virgen María, y que le preguntó cómo podía tener la casa tan limpia y tan ordenada. María le contestó: cuando uno está en paz con Dios, la consecuencia más inmediata es que su vida está perfectamente organizada.
 El peregrino observó que, en la cocina, había unos gigantescos cántaros. ¿Qué hay en su interior? Preguntó el caminante. Y, María, le contestó: es lo que Dios me da para enriquecer mi propia vida y, también, la de aquellos que se acercan hasta El para pedirle diversas gracias.
 El peregrino, uno a uno con el permiso de la Virgen, fue levantando la tapa de los recipientes mientras, María, le iba explicando:

 La FE. Para que no os sintáis solos. Yo también,, en Nazaret, tuve vértigo, temor. Pero la FE que Dios me concedió fue más grande que las incertidumbres que salieron a mi mente. Si te das cuenta, y miras en las paredes de este cántaro, hay miles de huellas agradecidas porque, la fe, fue su fuerza y seguridad en el caminar. En lo invisible de éste cántaro está lo que mueve montañas y almas: la fe.

 La ESPERANZA. Yo creí y veo que, el mundo, cree y no cree, espera y no espera, confía pero no se fía totalmente en su futuro. La esperanza es algo que necesitáis los hombres para no quedaros tristes ni conformes con la situación que os rodea. Quien se asoma a este cántaro, Dios, le ofrece un horizonte lleno de posibilidades.

 La CARIDAD. Siempre es mejor dar que recibir. Yo, por Dios, lo ofrecí todo. Hasta José lo dejé en un segundo plano para que Dios, me cogiera toda para El. Si observas el fondo de este cántaro, el hacer el bien, es pasaporte para la vida eterna.

 La ALEGRIA. Las caras tristes son una tónica dominante en la tierra. ¿Por qué si tenéis tanto sufrís por lo que no tenéis? Dios, con este cántaro, os ayudará a ser felices con lo más insignificante. Uno, cuando recoge del contenido de este cántaro, va por el mundo con un rostro risueño.

 La CRUZ. Estos trozos de madera son las pruebas que llaman en forma de enfermedad a la puerta de la salud de muchos de mis hijos. Pero os digo que, Dios, no da si no aquello que sabe que podemos soportar. ¡Aún recuerdo el gran madero de mi hijo Jesús! Este cántaro está lleno de muchos trozos aportados por los sufrimientos y decepciones de los hombres.

 El AMOR. Ya ves. Este cántaro es el más lleno. No hay forma de contener su esencia. “Dios es amor” dice aquel que me acogió al pie de la cruz. Y es verdad. Si te asomas a esta vasija, podrás comprobar que, el amor, es más grande cuanto más nos acercamos a Dios. Te lo digo por experiencia. Hay muchos hombres que se empeñan en vaciar esta vasija, pero cuanto más lo intentan, más y más se llena. Es el milagro de Dios: el amor que nace y nunca se cansa de nacer.

 La ORACIÓN es el gran regalo que Dios puso desde el principio en mi historia y en mi vida. Sin ella, aún siendo Madre de Jesús, no hubiera comprendido ni me hubiera lanzado en todo lo que Dios había pensado realizar conmigo.

Esta vasija contiene el vigor y la intimidad con Dios. Asomarse a este cántaro de la oración, posibilita la confianza, la paz, la seguridad y la respuesta certera por parte del Señor. Les garantizo, con la oración, serán fuertes y llegaran hasta el final

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