viernes, 14 de junio de 2024

¿DÓNDE ESTAMOS?


 

Recuerdo una película en la que los protagonistas tenían lo que se llama un órgano de ánimos, que es un aparato mediante el cual, marcando unos códigos, cada uno puede elegir su estado de ánimo para un tiempo determinado, y la máquina se encarga de estimularlo: alegría, concentración en el trabajo, actitud favorable ante los demás, confianza... los protagonistas se alegran de tener ese aparato, porque así, aunque sea de forma artificial, se aseguran tener un buen ánimo, independientemente de las circunstancias que les afecten.  Yo creo que más de uno quisiéramos tener ese órgano de ánimos para poder afrontar cada día con decisión, energía y valor.

Hoy, escuchando a Pablo cuando le escribe a la comunidad de Corinto y les dice “siempre llenos de buen ánimo.. estamos de buen ánimo” , parece que Pablo también tiene una máquina de ánimos y que le permite hacer esas afirmaciones en medio de los problemas que aquejan a Corinto y a los trabajos y sufrimientos del propio Pablo a la hora de anunciar el evangelio. Pero el buen ánimo de Pablo no está provocaco de forma artificial, sino por el encuentro personal con el propio Jesús y que ha llenao su vida de esperanza y esta es la fuente del buen ánimo y que le lleva a afirmar: caminamos en fe y no en visión. Pablo no ve los frutos de su misión evangelizadora pero, por la fe en el Resucitado, continúa desarrollándola con buen ánimo.

Incluso nos puede pasar a nosotros a nivel catequético: no vemos los frutos de nuestra labor evangelizadora, pero nos olvidamos que es el Señor el que pone de su parte.

Sin duda, lo de Pablo es una llamada para nosostros, en todos los ámbitos de nuestra vida, porque a menudo no solemos tener buen ánimo frente a las circunstacias personales, sociales, laborales, eclesiales... que nos aquejan. Ese aparato de órgano de ánimos no existe y, aunque podemos encontrar muchas recomendaciones para favorecer el buen ánimo (deporte, descanso, alimentación sana....), éstas no producen el efecto deseado, o no es duradero. Necesitamos que el buen ánimo brote de nuestro interior de modo natural, como en el caso de Pablo, el encuentro con el Jesús resucitado.

Para tener buen ánimo, necesitamos confiar, como Pablo, en las dos parábolas: el que echa la semilla en la tierra y que crece sin que él sepa el como. Confiar como el grano de mostaza, que siendo la más pequeña de las semillas, se hace más alta que las demás hortalizas. A nosotros nos corresponde dar testimonio del evangelio en lo cotidiano, con palabras y obras. Aunque lo que hacemos nos parezca pequeño y, además, sin ver ninguna mejoría, crecimiento o fruto.... nuestra acción no habrá sido en balde. Hemos de confiar en su palabra que es lo que necesitamos para continuar con buen ánimo nuestra siempra del evangelio en nuestra vida.

El Papa Francisco dice: la no confianza nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano con confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla.

Muchas veces los cristianos no podemos solucionar los problemas, pero muchas veces, desde el cristianismo, los problemas se pueden disolver y se hacen más llevaderos. 

No seamos profetas de calamidades y pesimistas de universidad. Seamos hombres y mujeres llenos de esperanza, capaces de sembrar allí donde parece que todo está perdido y sin embargo todo está por florecer. Sembremos y caminemos a contracorriente de la vida: amor, luz, alegría... como contracorriente del odio, rencor, oscuridad, tristeza.

 

Hasta la próxima

Paco Mira

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante.

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.