MAESTRO, ¿CUÁNTAS VECES TENGO QUE SER BUENO?
No
hace muchos años hubo un accidente de tráfico en Badajoz, en el que murieron
una madre, de 41 años, un hijo de 18, y el padre quedo en estado grave. El
causante, un joven de 20 años, con exceso de consumiciones, fue condenado a
diez años de prisión.
El
marido de la fallecida, pedía ayuda a algo insólito: quería acercarse a la
cárcel de Badajoz para darle un abrazo de perdón al homicida que había matado a
su mujer y a su hijo. El caso tuvo una amplia cobertura mediática en la
televisión y en los medios de comunicación social. Pero no contento con eso,
quiso también ir a la Televisión para propagar un mensaje de perdón sincero.
Pero las puertas se le cerraron. Quizás si saliera en televisión para dar una
imagen de mayor tragedia, le darían un espacio.
Hoy,
la Palabra de Dios, en la 1ª Lectura y en el evangelio, nos invitan a
reflexionar sobre algo tan necesario humanamente como es el perdón y la
reconciliación. No quiero entrar en casos extremos, en los que algunas personas
han sufrido mucho por causa de otros, porque en estas situaciones el tema del
perdón es muy complejo. Nos situamos en un plano más de andar por casa.
Todos
tenemos experiencias de enfados, riñas, rupturas y sobre todo cuando estamos
seguros de tener la razón, o de hecho la tenemos, nos sentidos con todo el
derecho a reclamar a la otra parte que reconozca su error y que se disculpe.
Cuando esta disculpa no llega, surge el distanciamiento y la ruptura de
relaciones, que pueden prolongarse durante mucho tiempo. Al principio puede que
esto no nos duela, incluso nos sentimos aliviados y satisfechos, pero quizás un
día también nos preguntemos si había merecido la pena llegar hasta este punto.
A la
mayoría nos cuesta perdonar, aunque sabemos que deberíamos hacerlo. Unas veces
porque no sabemos cómo iniciar el proceso de reconciliación; otras veces porque
sentimos qué al perdonar, estamos renunciando a nuestros derechos, o que nos
estamos rebajando ante el otro. Pero de este modo nos quedamos en el plano
humano, estamos haciendo depender el perdón de nuestra voluntad o de nuestra
capacidad, y por eso, en muchos, casos nos resulta imposible perdonar.
Por
eso hoy, con la parábola del siervo despiadado, nos recuerda que la motivación
para perdonar no la debemos poner en nosotros sino en El y en el perdón que
nosotros hemos recibido y recibimos de Él. Por qué todos, aunque lo olvidemos o
no lo queramos reconocer, somos grandes deudores del perdón y de la
misericordia de Dios; a todos el Señor nos ha perdonado mucho, como a este
siervo de la parábola, cosas que sólo El y cada uno de nosotros sabemos.
Por
eso, cuando nos veamos en la necesidad de perdonar a alguien, pero nos cueste
hacerlo, debemos recordar las palabras que el rey de la parábola dirige al
siervo: «toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿no debías tú
también tener compasión de tu compañero, como yo la tuve de ti?
No
es que Dios nos esté constantemente reprochando y echando en la cara aquello
que hicimos. Como hemos recordado en el salmo: no está siempre acusando ni
guarda rencor perpetuo. Se trata de recordar como merecen nuestros pecados ni
nos paga según nuestras culpas. Por eso siempre hemos de tener presente y
agradecer el amor y la paciencia de Dios.
Desde
la conciencia de perdón recibido, nos sentiremos motivados a tener compasión de
quien ahora espera nuestro perdón.
Es
insensato desprestigiar públicamente el perdón o invitar a alguien a que no
perdone nunca: Ni perdono ni olvido. Pocas cosas van en contra de nuestro
futuro que ese intento de sembrar venganza, escrito en los muros de nuestros
pueblos o gritando en las manifestaciones. Solo los hombres y mujeres que saben
perdonar detienen la espiral de violencia.
El
perdón es gesto de lucidez y de grandeza. Confía de nuevo en el ser humano,
prepara un mundo mejor. No es fácil perdonar desde dentro y de verdad. No es
fácil perdonar sin exigir algo al agresor
Maestro,
¿hasta cuánto tengo que perdonar, hasta setenta veces siete?. Se imaginan que
preguntemos, Maestro ¿Cuántas veces tengo que ser justo, solidario, dar besos,
acariciar, abrazar, ser bueno?
Hasta
la próxima
Paco
Mira
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