Primera lectura
Lectura del libro de Isaías
Tú,
Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es «Nuestro
redentor». Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y
endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a
tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo
y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los
montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio
un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él.
Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus
caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras
culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era
un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras
culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se
esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos
entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú
eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos
todos obra de tu mano.
Salmo
R/. Oh Dios,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
Pastor de
Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines,
resplandece.
Despierta tu poder y ven a
salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos,
vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu
viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú
hiciste vigorosa. R/.
Que tu mano proteja a tu
escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No
nos alejaremos de ti;
Segunda lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
La gracia y la paz de parte de Dios,
nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi
acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia
que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por él habéis sido
enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros
se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de
ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que
no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro.
Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor
nuestro. ¡Y él es fiel!
Evangelio del domingo
Lectura
del santo evangelio según san Marcos
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues
no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue
de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea,
encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis
cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a
medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga
inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo
digo a todos: ¡Velad!»
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