Te
llamé a vivir, te hice hermoso con mis propias manos. Te comuniqué mi vida,
deposité en ti mi propio amor con abundancia. Te hice ver el paisaje y el
color. Te di el oído para que escucharas el canto de los pájaros y la voz de
los hombres. Te di la palabra para decir “padre”, “madre”, “amigo”, “hermano”.
Te
di mi amor más profundo. No sólo te di vida, te estoy sosteniendo en ella. Tú
eres mi hijo amado, te conozco cuando respiras y te cuido cuando duermes. No lo
dudes. Mis ojos están puestos en tus ojos, mi mano la tengo colocada sobre tu
cabeza.
Te
amo, aunque me olvides o me rechaces. Te amo aunque no me ames, ya lo sabes.
Podrás ir donde puedas y donde quieras, hasta allá te seguirá mi amor y te
sostendrá mi diestra. ¿O es que crees que yo como Padre puedo olvidar a mi
hijo? ¡Ni lo sueñes! Desde que te hice ya no te puedo dejar solo, camino y
sonrío contigo, vivo en ti.
Te
lo escribo de mil maneras y te digo al oído y en silencio: Eres mi hijo, te
amo.
Firmado:
Tu Padre… DIOS. (Recibido por mail)
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