martes, 4 de noviembre de 2025

Catequesis

 Las catequesis ya se han iniciado y nada mejor que empezar conociendo el lugar donde celebramos la fe.

Los niños descubrieron a través de sus catequistas:

¿En qué reconocemos por fuera que es una iglesia y no una casa?

Además se les explico cada parte del interior y se les explicó:

La Iglesia no es solo un edificio, sino el espacio donde la comunidad se reúne para encontrarse con Dios.

En ella celebramos la fe, escuchamos la Palabra, compartimos la Eucaristía y fortalecemos nuestra unión como familia de Cristo.

Cada rincón del templo nos recuerda que somos piedras vivas del Reino De Dios






RAQUETAS Y NEVERAS PARA LA CATEQUESIS

 👏Damos las gracias  a Héctor Enrique Fernández Matthews  y  Yailet Molina Vicente

Que han tenido la gentileza de animar a los chicos de catequesis con un pequeño obsequio.

Los niños/as y los no tan pequeños quedaron súper agradecidos con las raquetas de tenis y unas neveras.








viernes, 31 de octubre de 2025

PROTAGONISTAS USTEDES 24 OCT

PROTAGONISTAS USTEDES

SANTOS Y DIFUNTOS: FELICIDAD Y HUELLA

 


SANTOS Y DIFUNTOS: FELICIDAD Y HUELLA

 

A veces pensamos que solamente son santos aquellos que nos encontramos en las peanas de nuestras iglesias. Aquellos que han sufrido y mucho en la vida para llegar a la santidad. Es más, la Iglesia le ha buscado un hueco en el calendario, muchos de nosotros llevamos el nombre de alguno de ellos e incluso llegamos a mercadear con ellos, ya que si nos ofrecen algo de lo que nosotros pedimos, siempre lo tendremos a nuestro lado. Y en el caso de no hacernos caso, hasta los castigamos.

Pero hay muchos santos que no están en las peanas de nuestras iglesias. Caminan con nosotros en el camino de la vida, van al supermercado, nos acompañan en momentos de dolor, van a la farmacia, trabajan en el sur, son padres y madres de familia, se ríen y alegran con los momentos de felicidad de otros... son los que el Papa Francisco llamaba los santos de la puerta de al lado.

Seguro que todos nosotros nos preguntamos que qué carrera hay que estudiar para ser santo, o dónde se consigue el diploma o título para que nos reconozcan tal mérito. Y la verdad es que para ser santo hay que solamente tener dos cosas: ser bueno y ser feliz y eso que parece tan simple y sencillo, no es fácil de conseguir. Ser bueno y feliz porque el mismo Jesús lo dice: Bienaventurados, dichosos, felices los que trabajan por la paz, por la justicia, los que lloran con los que lo pasan mal, los que se rien de la felicidad ajena, felices los que buscan el bien de los demás... en definitiva vivir la vida de Jesús y claro eso no es fácil.

Hay muchos que ya han llegado a la casa del padre; ya están gozando de la felicidad eterna, son felices con Padre Dios, pero por ello no debemos de olvidarnos. No debemos de olvidarnos de los que han cumplido una misión en esta vida y ojalá que nos hayan dejado la huella suficiente para que tengamos el orgullo y la valentía de recordarlos con el amor y el cariño de quien nos ha precedido en la vida.

Muchos nos han dado su vida; muchos nos han enseñado los valores fundamentales del ser humano; muchos nos han guiado con su ejemplo para que nosotros también seamos ejemplo para los demás. Es por ello que, en el recuerdo de un corazón agradecido, esas personas siguen presentes entre nosotros, han resucitado en la vida de Padre Dios, una vida que no se acaba.

Recordemos que nuestro Dios es un Dios de vivos, un Dios que camina al lado de todos y cada uno de nosotros; un Dios que cuando nos caemos nos tiende la mano para levantarnos; un Dios que sigue estando con el que sufre, con el olvidado, con aquellos que tienen que dejar su casa, su familia, sus raíces e ir a otra tierra que no saben si va a manar leche y miel.

Recordar a los difuntos es recordar la Vida de quien nos ha dado la vida y por ello la celebramos. Recordarlos a ellos significa seguir la huella que nos han dejado. Esta solemnidad es un toque de atención a nuestra vida. Estamos a tiempo de poder cambiarla, de enderezarla, de convertirnos a un Dios que ama y quiere la vida.

 

 

 

Hasta la próxima

Paco Mira


viernes, 24 de octubre de 2025

DOCTOR DIOS, ¿QUÉ ME RECETA?

 


DOCTOR DIOS, ¿QUÉ ME RECETA?

 

Lo mejor que se ha inventado es la medicina. Nuestro cuerpo es una máquina, y como toda máquina, llega un momento en que empieza a fallar. Quizás los años son los que nos van marcando que la máquina empieza a no ser lo perfecta que tiene que ser: cambiamos piezas, engrasamos, medicamos lo que no funciona bien, ponemos accesorios nuevos.... pero quien detecta lo que falla primero somos nosotros que tenemos que ser conscientes que nuestra máquina no va bien y luego el especialista el que nos tiene que dar la receta para una medicación adecuada.

Este fin de semana, recordamos la receta que Dios nos ofrece para la vida. Dios es el médico al que los cristianos tenemos que acudir con frecuencia cuando notamos que las cosas no funcionan como debieran. Y nos receta, nos envía a su medicina, que para nosotros es un arcángel llamado Rafael. Su historia es la que está ligada a Tobías, aquel hombre bueno que un día esperaba que alguien le acompañara.

Y es que, a veces, la medicina no es tanto la de la industria farmacéutica (jarabe, pastillas, ...) cuanto la de algo mucho más cercano, más económico, y con menos esfuerzo, pero sí con mayor compromiso. Muchos enfermos de nuestro pueblo, de nuestras ciudades, de nuestros caminos de nuestra familia... están esperando hombres y mujeres buenas que nos acompañen, simplemente acompañar en el camino de la vida.

En esta nuestra vida, hay muchos caminos que nos pueden llevar a diferentes lugares, a veces no deseados. Para los cristianos solamente hay uno que nos lleva a un buen destino. Muchos caminos nos llevan por veredas que no son las adecuadas: caminos de alcohol, de enfermedad, de soledad, de adicciones no deseadas. Muchos hermanos nuestros se han despistado por rutas que creyendo ser las reales, sin embargo son las que llevan a la verdadera meta.

Todos nosotros estamos llamados a ser Rafaeles de la vida; estamos llamados a ser la brújula que marque el camino a otros que se han despistado, que no tienen quien les guie, que no saben la ruta que tienen que seguir. Todos nosotros hemos de ser esos hombres y mujeres buenos que en el camino de la vida acompañan a los demás, pero porque nosotros, los primeros, somos conscientes que el acompañamiento es una forma de no despistarse.

Este año celebramos a san Rafael, en el jubileo de la esperanza en un mundo que cada vez parece menos esperanzado y menos optimisa. Celebramos a san Rafael en el marco de la sinodalidad, de caminar juntos, de apoyarnos los unos a los otros, de trazar sendas de paz, de justicia y de libertad en nuestro pueblo, en las familias, en los centros de trabajo. Celebramos a san Rafael con la esperanza de que los pobres, como dice el Papa León XIVtienen un hueco especial en el regazo de Dios.

La receta de Padre Dios, nos la da en Rafael. Ojalá que no sea una fiesta de una vez al año; ojalá que no nos quedemos solamente con lo externo de la fiesta, sino con el interior del convencimiento de que Padre Dios, nos guia y acompaña en el camino de la vida.

EUCARISTÍA DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO

LECTURAS DEL XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 



 

Primera Lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (35,12-14.16-18):

 

EL Señor es juez,

y para él no cuenta el prestigio de las personas.

Para él no hay acepción de personas en perjuicio del pobre,

sino que escucha la oración del oprimido.

No desdeña la súplica del huérfano,

ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento.

Quien sirve de buena gana, es bien aceptado,

y su plegaria sube hasta las nubes.

La oración del humilde atraviesa las nubes,

y no se detiene hasta que alcanza su destino.

No desiste hasta que el Altísimo lo atiende,

juzga a los justos y les hace justicia.

El Señor no tardará.

 

Palabra de Dios

 


Salmo

Sal 33,2-3.17-18.19.23

 

R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó

 

V/. Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

que los humildes lo escuchen y se alegren R/.

 

V/. El Señor se enfrenta con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha

y lo libra de sus angustias. R/.

 

V/. El Señor está cerca de los atribulados,

salva a los abatidos.

El Señor redime a sus siervos,

no será castigado quien se acoge a él. R/.

 


Segunda Lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.16-18):

 

Querido hermano:

Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.

He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.

Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.

En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!

Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.

El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial.

A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Palabra de Dios

 


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,9-14):

 

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:

«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:

“¡Oh Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.

El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:

“Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.

Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

Palabra del Señor