domingo, 4 de mayo de 2025

CARTA DE CARITAS

 


COMUNICADO DE CARITAS PARROQUIAL MES DE MAYO DE 2025

FELIZ PASCUA DE RESURRECCION !

Si somos buscadores de Dios, encontraremos muchísimas personas

perforadas por el dolor pero resucitadas, que conscientes de que la

esperanza no defrauda, apuestan por la vida día a día haciendo frente a

las dificultades que muchas veces vivimos todos.

En esta Pascua desde Caritas pedimos al Señor Jesús que pase por el

corazón de cada uno de nosotros, que se lleve nuestras angustias,

nuestros momentos de desilusión y amargura y que nos transforme para

ser lucecitas de Pascua en el mundo oscuro que vivimos y anunciar así con

nuestra vida Su presencia resucitada entre los hombres.

Porque queremos ser, como nos enseñó el Papa Francisco, una Iglesia

creíble, apasionada y comprometida, con gestos de ternura de hombre de

a pie, de zapatos gastados por salir a las periferias y por caminar donde

está la gente.

Y así poder, de la mano de María, mirar con ternura, escuchar con

humildad, cuidar la fragilidad y compartir con generosidad para proteger

la dignidad de todas las personas.

Como todos los meses, Muchas GRACIAS!!!

Gracias a Bimbo y a todas las donaciones de particulares y empresas que

colaboran con Caritas San Rafael y nos han permitido este mes acoger a

92 familias.

Las obras siguen caminando y aunque con alguna dificultad de logística

seguimos recibiendo a las personas que se acercan por primera vez los 3

primeros días miércoles de 5 a 7 de la tarde y los 3 primeros jueves

seguimos con las acogidas mensuales.

Dios nos siga bendiciendo a todo



EUCARISTÍA EN HONOR A SSAN PEDRO MÁRTIR

viernes, 2 de mayo de 2025

CRUZ DE MAYO

Los chicos y chicas junto a sus catequistas han celebrado el día de la Cruz realizando una dinámica de elaborar la Cruz florecida . 






EUCARISTÍA III DOMINGO DE PASCUA

Lecturas del III Domingo de Pascua

 

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

Palabra de Dios



Salmo

Sal 29,2.4.5.6.11.12a.13b

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.


Segunda Lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

Palabra de Dios



Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.»
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.»
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?»
Ellos contestaron: «No.»
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.»
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.»
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor



¿MALOS TIEMPOS DE PESCA?

 


¡Cuántos sermones dominicales, pláticas religiosas, actos de piedad, procesiones...!, ¡Cuántas catequesis de primera comunión, de bautismo, de adúltos, de confirmación, prematrimoniales!.¡Cuántos sacramentos llevamos administrados!... y ya ves: toda la noche bregando y no hemos pescado nada. Como padres y madres, como curas y diáconos, seguimos intentando acercar la fe a los hijos y a los fieles con poco éxito, como Iglesia repartimos el Pan de la Vida, casando y confirmando a unos cuantos -cada vez menos, pero la pesca de discípulos, es decir de seguidores de Jesús, es escasa.

¿Malos tiempos de pesca?. Un pescador no se resigna a la mala suerte; se pregunta por qué su trabajo ha sido tan infructuoso. Sopesa el estado del mar, las condiciones ambientales, el equipo de pesca... También el apóstol debe mirar el mar en el que se mueve, las condiciones ambientales en que vive, los métodos usados, etc....Para una buena pesca, ¿basta con una buena edición de los evangelios, un buen catecismo o un bien trabajado directorio de pastoral?.¿basta con las con las últimas publicaciones sobre técnicas y dinámicas de grupo, y con un ingenioso decálogo del buen misionero y catequista?. ¿Es suficiente invertir en salones y medios técnicos y materiales cada vez mejores?. ¿no se necesita algo más?. Seguro que sí.

No solo es importante el qué queremos transmitir y el cómo transmitirlo. Más importante que el qué y el cómo es el quién nos invita a evangelizar y a quién tenemos que anunciar; en ambos casos la respuesta es Jesús. Si Jesús no ocupa el centro de nuestra vida personal y comunitaria, la pesca seguirá siendo infructuosa.

El texto de hoy nos invita a revisar nuestros modos y maneras de transmitir la fe: en la familia, con los amigos, en el trabajo. Quizás en el encuentro de Jesús con Pedro nos puede ayudar a discernir.

Primero asumir que sin Jesús no podemos hacer nada. Y para que no lo olvidemos, después de una noche infructuosa de trabajo, pone ante los ojos de los suyos una pesca milagrosa: la que se obtiene con las redes de la fe, cuando se extiende al compromiso..

La segunda lección es la de la confesión. Confesión en doble sentido de la palabra: confesión de los propios pecados (tres veces te negué Señor) y la confesión de fe en el poder de Dios (tú lo sabes todo y sabes que te quiero)

Finalmente, la disponibilidad. Cuando Dios nos habla, la disponibilidad ha de ser consciente y absoluta. Siempre buscamos una disculpa para no ponernos al servicio de los demás. Pedro, Pedro el que se lanza al agua, el que desea más que nadie estar junto a Jesús, el que no le importa mojarse y estar mal vestido... solo quiere volver a estar con su maestro, con aquel que da sentido a su vida...

No nos olvidemos que un apóstol no habla en nombre propio, sino en nombre de quien le envía. Antes de ser apóstol, ha de ser seguidor del Maestro. La pregunta de hoy es preguntarnos, ¿en nombre de quien evangelizamos?. A veces nos embarcamos en programas que no tienen nada que ver con la evangelización.

Ahora que estamos en precónclave. Ahora que los cardenales están escuchando la voz del espíritu, nosotros hacemos un montón de conjeturas de quien tiene que ser el próximo en sentarse en la silla de Pedro. Seguro que muchos dirán que tiene que ser conservador, otros progresistas, pero seguro que Jesús seguirá preguntando al sucesor de Francisco, Pedro, ¿me amas?

Con frecuencia se relaciona a jerarcas y pastores solo con la capacidad de gobernar con autoridad o de predicar con garantía la verdad. Sin embargo, hay adhesiones a Cristo, firmes, seguras y absolutas, que, vacías de amor, no capacitan para cuidar y guiar a los seguidores de Jesús.

Pocos factores son más decisivos para la conversión de la Iglesia que la conversión de los jerarcas, obispos, sacerdotes y dirigentes religiosos al amor a Jesús. Somos nosotros los primeros que hemos de escuchar su pregunta: «Me amas más que estos? ¿Amas a mis corderos y a mis ovejas?».

 

Hasta la próxima

Paco Mira