domingo, 15 de diciembre de 2024

GAUDETE, POR FAVOR, GAUDETE

 GAUDETE, POR FAVOR, GAUDETE

 

 


Alguno me dirá, “¿pero qué dices, Paco?” y yo repetiré lo mismo, Gaudete, es decir Alegría, estén alegres, se lo repito, estén alegres. Y es que vivimos en un mundo donde el dolor, la angustia, la tristeza, la desesperana, las pocas de ganas de hacer cosas.... nos lleva a no estar alegres y hoy la palabra de Dios nos lo va a repetir hasta la saciedad, estemos alegres.

Estamos a la mitad del adviento. Estamos, se supone, allanando el camino y preparando las sendas porque llega quien estamos esperando. Veo y miro las caras de tantos niños que colocan su belén, también su árbol, y la cara de felicidad en unas fiestas que se me antojan mágicas, de ilusión y de esperanza. Veo las caras de los ancianos en residencias donde nadie les visita, pero que siguen esbozando una sonrisa en sus labios; atisbo un muñeco de nieve donde la melodía sigue siendo las balas que silban y hay que esquivarlas para poder llegar al año que viene. Aún así, Sofonías, en la primera lectura nos lo recuerda, estén alegres, se lo repito, estén alegres.

No olvidemos que la alegría cristiana no es optimismo ingenuo, sino que es algo serio enraizado en lo profundo de nuestro corazón. Es la certeza de que el nacimiento de Jesús es una Buena Noticia, es Evangelio puro y duro, sobre todo para aquellos que peor lo están pasando, especialmente para quienes más sufren el misterio del dolor. Quiero acordarme de Siria, de Paiporta y tantos y tantos pueblos valencianos, de Ucrania, de tantos y tantos palmeros a quienes todavía no se les ha dado la solución por el problema del volcán; me acuerdo de todos aquellos que duermen en la calle, que mueren en la más profunda indigencia y de los que nadie se acuerda; también me acuerdo de los que quedan para siempre en el cementerio del océano y su ilusión se queda ahogada en un solo propósito. Para ellos también hay una buena noticia.

Por ello la alegría cristiana es realista. No niega la experiencia del dolor y del sufrimiento, a veces, crueles. La alegría cristiana pone encima de la mesa lo que dice la carta a los Hebreos que «el Señor tu Dios está en medio de ti, el Señor está cerca». Estamos viviendo el tiempo de la esperanza, pero de una esperanza que no es una emoción como la tristeza o la calma. Tampoco es un sentimiento, como la compasión o la ternura. La esperanza es una virtud teologal, como la fe y la caridad. Es un don de Dios, que se pide a Dios, porque en Dios tiene su fundamento.

Los cristianos no creemos en un Dios sin formas, sin palabras y sin propuestas. No es un Dios apático y desentendido. Sino que creemos en un Dios que habla, se compromete y se enreda en el mundo. Creemos en el Dios de Jesús, ya que él es el fundamento de nuestra esperanza. Tenemos, por ello, razones para la alegría, la esperanza el fundamento cierto de aquello que profesa nuestsra fe.

Necesitamos personas que nos despierten, personas quenos hagan la pregunta correcta en el momento exacto, personas que hacen que nuestra vida tenga sentido. No hay color entre vivir todos los días igual y vivir esa misma vida con ilusión por muy mal que lo estemos pasando. No es lo mismo estar preocupado y triste que vivir cada día con la esperanza que nace el amor. No es lo mismo vivir aburridos y cansados que vivir con felicidad y cerca de Jesús. Este despertar y hacer lo correcto es el adviento.

Hoy, en este tercer domingo de adviento nos tiene que hacer preguntarnos cómo queremos vivir, como queremos cambiar el mundo, como queremos que sea nuestra familia, cómo queremos que sean nuestros amigos. Vivir la Navidad es celebrar el adviento con la verdadera esperanza y con gaudete, con alegría.

Nosotros también, como preparación en este tiempo de adviendo podríamos hacerle al bautista la misma pregunta: ¿qué debemos hacer para estar dispuestos a recibir al Niño que viene?. La respuesta hemos de encontrarla en lo que hacemos diáriamente, pero siempe optando por el mayor bien, la verdad profunda y la bondad para con todos.

 

 

Hasta la próxima

Paco Mira

 

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