viernes, 3 de mayo de 2024

¿CÓMO ES EL AMOR?

 


La vida humana no se entiende sin amor. Es como el idioma universal que entiende cualquier persona de cualquier raza y cultura. El amor está presente en la mayoría de loa ámbitos en los que se desenvuelve nuestra vida, es el gran tema de las obrras de arte, libros, películas, programas y series de televisión... las alegrías y sufrimientos que acarrea el amor generan en nosotros los mayores sentimientos. Según la edad y circunstancias, el amor adopta diferentes características y formas de expresión, pero lo cierto es que no podemos tener una vida humana si no tenemos amor.

Jesús va más allá y nos habla de un amor que abre las ventanas del alma y de la vida. De un amor que es la entrega del siervo y al abrazo del amigo. Amar como Dios nos ama es entrar en la dinámica del misterio que es el otro, el hermano, especialmente el que sufre y no cuenta para nosotros. Un amor así, no tiene precio, no caduca, no renta a nivel humano. Un amor del bueno como el de Jesús es un amor que se expande hasta llegar a todo ser humano, hasta hacer de mi enemigo, mi hermano.

No es fácil cantar, escribir, amar, con un amor así. Solo los grandes santos místicos nos han acercado un poco a ese amor que hace arder nuestras entrañas en esa entrega de afecto. Este amor, «como él nos ha amado», necesita concreción, presencia, encuentro, necesita tiempo y espacio donados, no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfis del momento o a mensajes apresurados.

El amor cristiano ha de ser concreto. Jesús mismo cuando nos habla de amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer al hambriento, visitar a los enfermos...Cuando no existe lo concreto se acaba por vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se comprende bien dónde está el centro del mensaje de Jesús.

«A ustedes les llamo amigos». El amigo verdadero de Jesús se distingue principalmente por el amor concreto, no el amor en las nubes, sino el amor que resplandece en la vida de todos y cada uno de nosotros. El amor es servicio, es servir a los demás. Cuando Jesús lava los pies en la última cena, nos ha enseñado que hemos sido creados para servir los unos a los otros, y si digo que amo pero no sirvo al otro, no ayudo al otro, no le permito ir adelante, no me sacrifico por el otro, eso no es amor. Amar es hacerse próximo a las necesidades, los llamamientos, las soledades de las personas que nos rodean.

Nadie dijo que amar era fácil, pero nadie dijo que amar era imposible. Todos tenemos la capacidad de amar porque hemos nacido para ello. Hemos de ver y sentir en el que tenemos al lado, al Jesús que ha lavado los pies desinteresadamente a todos aquellos que le rodeaban, incluso al que le traicionó y que acabó con su vida.

Amar es no desafinar en la sintonía de la vida, donde todos y cada uno de nosotros hemos de tocar en el momento y tiempo que nos corresponde, bajo la batuta del director de orquesta llamado Jesús. Amar es entregar la vida, es entregarse, porque nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos y yo añadiría también por sus enemigos. Y esto es posible, porque como dice el libro de los Hechos, “el don del Espíritu Santo ha sido derramado también sobre los gentiles.

Es el momento de hacer una radiografía y un scaner de cómo está nuestra dosis de amor. Es el momento de ver y observar qué gestos de amor descubro y se dan en nuestra vida, en mi entorno, cómo puedo yo ser puente de amor en los demás y hacia los demás.

 

Hasta la próxima

Paco Mira

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