Pero las curiosidades de la vida
hace que en el siglo XXI, también hay un virus. Un virus que no nos deja con la
tranquilidad de poder celebrar la fiesta que da sentido a nuestras vidas.
Seguro que también, hace dos mil años, el nacimiento de Jesús pasó
desapercibido. No pasó desapercibido para los más allegados, para María, para
Isabel una prima que no esperaba que fuera protagonista de una historia
determinante, para José un hombre al que se le viene encima una papeleta que
hoy no quisiéramos ninguno... y todo empezó en una casa, a la que acude un
ángel y hace que la historia se cuente de otra manera.
Hemos estado viajando, en este
tiempo de adviento, hasta Belén, hasta
la tierra del pan, hasta lo habitual y cotidiano, que es donde este personaje
que hoy celebramos se hace presente Y es
curioso que hay muchos pesebres en nuestro avanzado año tecnológico (casi
llegamos a Marte, traemos piedras de la luna, etc...) que huelen a porquería y
casi diría que están contaminados: pateras que consentimos que sigan llegando;
desahucios que se siguen produciendo, Ertes que condicionan la vida de muchas
familias, como la de Belén, agobios cuando se está aproximando el final de
mes....
Seguro que cuando suena la campana y
me asomo a la ventana- como canta el villancico - veo a un Jesús revolviendo en
el contenedor de la basura en busca de algo que llevarse a la boca, o veo a una
familia en una de las colas del hambre esperando a un plato de algo caliente
que llevarse a la boca gracias a la generosidad de muchos que todavía pueden
permitirse el lujo (porque lo es) de ayudar a otros.
A los pobres todavía se les pide la
mascarilla. Piensan que los que nada tienen pueden contagiar a algunos que
tienen algo. No veo un belén casero o real con pastores con mascarilla y la PCR
realizada para acudir a visitar a una María que todavía no da crédito a lo que
ha sucedido en ella. Una María que a pesar de las dificultades, sueña caminos,
y que no ha dicho que no en ninguno de los momentos a un Dios del que se fía en
todos y cada una de las circunstancias.
Amigos es Navidad: la VIDA nace en
tí y en mí. En todos y cada uno de nosotros y que nazca la vida, supone
experimentar la vida para poder regalarla. Dios, como le dijo a María por medio
del Ángel, nos dice que no tengamos miedo, que seamos capaces de seguir
adelante, que Belén no es el final de ningún tramo, sino que Dios hizo una
parada para hacerse hombre, pero que todavía, después de dos mil años, sigue
caminando con todos y cada uno de nosotros: "Jesús se hizo hombre y acampó
entre nosotros", nos dice Juan, lo creemos, con virus o sin él, con
mascarilla o sin ella, con PCR o sin ella, ... Dios nunca nos abandona y por
ello celebramos la Navidad. Y por ello la Navidad sigue estando en tantas
residencias de nuestros ancianos, en los sanitarios, en la gente de caritas, en
los que se desviven por otros...
Amigos, FELIZ NAVIDAD. Feliz
acogimiento de Dios entre nosotros. Feliz reto para todos y cada uno de
nosotros. Más que felicitar la navidad les pido que HAGAMOS NAVIDAD
Hasta la próxima
Paco Mira
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