No me gustaría seguir hablando de lo mismo o por lo menos de la misma manera. Da la impresión que cuando más se insiste en una cosa o noticia, parece que produce el efecto contrario y se le resta interés o importancia. Es por ello que lo que estamos viviendo, no puede quedar en el anonimato, y menos en el baúl de los recuerdos nefastos. Pero en esta reflexión, de esta semana, en la que incluyo los tres días fundamentales (jueves, viernes y sábado), me quiero acordar de los anónimos.
"Señor, ¿lavarme los pies a mí?: el farruco de Pedro, aquel rudo y probablemente nada educado pescador de cerca del algo de Galilea, quiere poner el tono adecuado, con algo de sutileza, incluso con una cara - me imagino - de extrañeza,... en una cena que se me antoja con ambiente tenso, llena de nerviosismo, con incertidumbre, con incredulidad por lo que estaban oyendo - quizás pocas palabras, pero suculentas: "hagan esto en memoria mía"... y al final sucumbe y se deja lavar los pies.
En estos días, en la deontología de muchas profesiones no hay ninguna asignatura que hable - por desgracia - de educación, sutileza, de saber estar, de mimo, caricias... y quiero dedicarle estas letras a todos los que lo están ejerciendo estos días. Aquellos que
anónimamente lavan muchos pies: personal sanitario, personal de limpieza, miembros, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, transportistas, personal desinteresado de alimentación, de fabricación de material que no teníamos....Todos estos y más, que probablemente se me olviden, también son los Cristos anónimos de hoy que lavan pies con caricias, sonrisas, móviles familiares, aplausos, palabras de aliento, alguna lágrima... y a los que aplaudimos y tendremos que aplaudir en el futuro durante mucho tiempo.
anónimamente lavan muchos pies: personal sanitario, personal de limpieza, miembros, fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, transportistas, personal desinteresado de alimentación, de fabricación de material que no teníamos....Todos estos y más, que probablemente se me olviden, también son los Cristos anónimos de hoy que lavan pies con caricias, sonrisas, móviles familiares, aplausos, palabras de aliento, alguna lágrima... y a los que aplaudimos y tendremos que aplaudir en el futuro durante mucho tiempo.
" Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso" El año 2020, que allá por el mes de enero, parecía como muy bonito hasta en el calendario, se ha convertido para muchos en un auténtico calvario. Muchos han recorrido en estos días la vía dolorosa de su vida, cargando con una cruz, que como el Cireneo, no estaba previsto que la llevaran justo en este momento. Tristemente fueron muchos los que partieron a la casa del Padre. Gente que salió curtida de una guerra (hace muchos años) y ahora volvieron a vivir otra. Aquella no la quisieron y esta tampoco. Pero seguro que muchos se preguntaron dónde estaba Jesús en esos momentos. Y Jesús les dijo, como a los que estaban en el calvario con él, hoy estarán, estaremos, todos juntos en el paraíso. Mi, nuestra, solidaridad con
las familias que no han podido decir un hasta luego, o dar un beso en la mejilla de sus seres queridos. Muchos de estos anónimos, también están sufriendo la enfermedad, la separación de sus seres queridos para poder atender a quienes no conocen...
" ¿ A quién buscáis?. No está aquí. Ha resucitado". Seguro que en condiciones normales, nuestras iglesias estarían repicando las campanas en una jornada como esta. Repican anunciando la vida, que la VIDA ha vencido a la muerte, que se hizo realidad lo que días atrás había pasado con Lázaro el amigo de Jesús, pero esta vez es el propio Jesús el que lo lleva a la práctica. Todos estos días son lágrimas. Hay mucho llanto, dolor, rabia contenida... pero seguro que estas lágrimas se convertirán, se tienen que convertir, en risa insaciable de querer continuar para adelante. Seguro que nuestros mayores, los que se han ido, siempre nos han dado el consuelo de que nos portemos, bien, que seamos honrados, que seamos solidarios, que perdonemos... ha resucitado. La vida tiene que vencer y VENCE a la muerte y esto es lo que da vida a los cristianos y por ello creemos en un tal Jesús de Nazaret.las familias que no han podido decir un hasta luego, o dar un beso en la mejilla de sus seres queridos. Muchos de estos anónimos, también están sufriendo la enfermedad, la separación de sus seres queridos para poder atender a quienes no conocen...
Gracias a todos los anónimos que he nombrado y los que no he podido por falta de espacio, por servir, sufrir y hacer vivir.
Felices Pascuas a todos
Hasta la próxima
Paco Mira
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.