viernes, 28 de febrero de 2020

CUADERNO DE CUARESMA: NUESTRO MUNDO (TAMBIÉN NUESTRA ISLA) DE LAS TENTACIONES



Seguro que en más de una ocasión nos hemos dejado caer que ciertos programas televisivos no los vemos. Y lo hacemos justificando nuestra mentira diciendo que son basura, que no sirven, que fuertes programas nos ponen en la televisión. Pero no cabe duda, y yo el primero, que en más de una ocasión hemos visto los programas. Uno de ellos, y de ahí el título de esta reflexión, era "la isla de las tentaciones". No lo explico porque creo que ya sabemos de qué va. Y viene a cuento porque también Jesús, no en una isla, sino en el desierto, también es tentado.
Siempre me he preguntado si las tentaciones, si dejarse tentar es algo bueno y no descarto que así sea. Y lo digo porque a veces no somos lo suficientemente sinceros para reconocer nuestra debilidad, nuestra fragilidad... Los judíos se llenaban la cabeza de ceniza en señal de lo poco que somos, y por ello les recordaban y hasta no hace mucho a nosotros también, "acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás". Venimos sin nada y nos vamos a ir sin nada.
Sin embargo el Dios que camina con nosotros, que nos acompaña en los avatares de la vida, el que también es tentado... nos oferta la posibilidad de la conversión. No está todo perdido, al contrario puedes volver a empezar. Por ello el énfasis ya no está tanto en que somos polvo, que también, sino en cambiar y solo de esa forma podremos acoger la buena noticia que llamamos evangelio: conviértete y cree en el evangelio.
Cuando tenemos la valentía de dar un paso al frente y hacer el camino de la conversión es cuando se ponen en evidencia nuestras incoherencias y nuestros lugares más vulnerables y por ello somos tentados. Es una situación que no fue extraña para Jesús de Nazaret. Sus tentaciones fueron durante toda su vida, aunque los evangelistas solo sitúen la más famosa al comienzo de su ministerio público.
Cuando más nos queramos identificar con el proyecto de Jesús, muchos serán los interesados en minar nuestra confianza y hacernos desistir del camino. El diablo le dice a Jesús, Si eres Hijo de Dios... y podemos caer en la tentación de un Dios lejano de la vida de las personas que se preocupa más por el cumplimiento de las normas que por la práctica de la misericordia. Y podemos caer en esa tentación cuando cerramos el dialogo , de nuestro corazón, a las personas que estuvieron con nosotros y ya no están. Podemos caer en la tentación de un Dios inaccesible cuando nuestra palabra, nuestras celebraciones y nuestra forma de estar en el mundo se hace desde el poder y no desde la humildad como servicio.
Un segundo grupo de tentaciones no llevan a vivir sin VIVIR (el dinero, el poder, la vida fácil, programas sin sentido de la tv). Algunas están vigentes, otras a lo mejor no tanto, pero seguro que nos llevan a un horizonte sin sentido.
Jesús fue capaz de vencer, no sin dificultad, la tentación. En el desierto fue también una isla, pero se mantuvo. A veces nuestro silencio es otra de las grandes tentaciones "para no complicarnos la vida". Jesús, para vencer la tentación, le hizo frente. El silencio ante tantas situaciones con las que no estamos de acuerdo no es el mejor aliado para la victoria.
Hablemos sin miedo. No nos dejemos abatir sin más. Que nuestra particular isla de las tentaciones, sea la de tener la tentación real de la conversión desde la humildad y la de creer en la buena noticia que llamamos Evangelio.
Feliz Cuaresma
Hasta la próxima
Paco Mira

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