Llega el verano, empiezan las vacaciones y, con todo
ello, el tiempo de hacer maletas.
Primero, hay que seleccionar que se lleva. Y después,
calcular el peso máximo permitido, adecuarse a las medidas reglamentarias de
las maletas para no recibir una penalización más tarde…
En el peor de los casos, estos meses pueden significar
también traslados más duraderos: Cambios de residencia, ir a vivir a un nuevo
país por motivos de trabajo (o en búsqueda de él), un intercambio de estudios…
Por lo que las maletas se convierten en cajas y el trabajo se multiplica.
Puede resultar pesado y agotador, pero ambos casos pueden
ser una oportunidad para hacer un pequeño examen de nuestra vida.
¿Qué es para mí esencial?
¿De qué cosas puedo
desprenderme?
¿Qué he ido acumulando en los últimos años?
Estas y otras preguntas nos pueden ayudar a recorrer
nuestro último periodo y a empezar renovados el viaje que continua.
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