viernes, 14 de julio de 2017

¡ PUES YO NO COGÍ NADA!. ¡MARÍA, SÍ. Y MUCHOS!

 carta
¡ PUES YO NO COGÍ NADA!. ¡MARÍA, SÍ. Y MUCHOS!

Bueno, hoy no voy a hablar de la televisión, pero probablemente hablaré de algo que conocen muchos. Tengo un cuñado, pero
conozco mucha gente, que tiene una finquita en la que prácticamente ahora que está jubilado va todos los días y los fines de semana se queda allí. Le gusta, disfruta, le apasiona y se entusiasma a pesar de ser un trabajo, el de la tierra y el de la agricultura, nada fácil: así está de la cintura y de la espalda. ¡Cuántos de nuestros familiares se han ganado la vida destrozándose el cuerpo para unos sueldos miserables!.
Pues resulta que a mi cuñado le encanta eso de ver que su cosecha tiene los frutos deseados. Cuando recoge naranjas cuenta las bolsas o los sacos; cuando recoge aceitunas cuenta los kilos; cuando recoge papas pues hace sus cálculos incluso para la venta... no solo le gusta lo que hace, sino que además entiende de lo que planta. Siempre la conversación con los vecinos o con la gente que le rodea es siempre la comparativa: cuantos cogistes tú, pues yo.... la tira.
Incluso también al revés. Hay veces en los que mi cuñado, como otros tantos agricultores, no cogen nada, ni siquiera para cubrir gastos: pierden más que lo que ganan, aunque la ganancia la lleven en el sudor, en el sacrificio, en el buen clima, en pasar un rato agradable...Hay veces en la que pasan los años y... nada de nada: ¡qué tristeza, otro año con las manos vacías!.
Este fin de semana, el evangelio nos va hablar de cosechas, casi diría que nos va a hablar de tantos y tantos que como mi cuñado se dedican a cultivar. Mateo, en su capítulo 13 nos habla de la parábola del sembrador. El texto comienza diciendo que Jesús estaba en la orilla del lago. ¡Que interesante!, Jesús siempre está a las orillas de los caminos, a las orillas del lago... nunca es el centro porque probablemente en las periferias, en las orillas es donde hay que empezar a trabajar.
Dice el texto que el sembrador esparce su tarea, sus granos, sus semillas, pero que nunca tiene la certeza de que la cosecha va a ser buena. Tiene su cierta intriga, pero quizás los resultados son los que nos marcan si hemos sido capaces de hacer bien nuestra tarea. Cuando a mi cuñado no le sale una cosecha buena - al margen de los imprevistos - es que hay algo que no ha funcionado. Si la semilla cae en terreno pedregoso probablemente es que la he lanzado con demasiada fuerza y fuera del terreno que tengo para ella.
Cuantas veces en nuestras comunidades vemos que la semilla siempre cae en terreno pedregoso: los niños de la primera comunión se van, ya no se casan tantas parejas, no hay jóvenes en nuestras celebraciones.... y quizás deberíamos de hacer lo de Jesús: sentarnos en la orilla, casi al margen y analizar el terreno y ver lo que mejor le conviene.
Los agricultores, cuando un año, otro, otro... no le sale nada, no dejan el terreno valdío, al contrario siguen intentándolo todos los años con la ilusión del primero, lo siguen intentando con la alegría del primerizo, y.... espera a que los frutos salgan y si no , pues el año que viene más.
En nuestras comunidades, quizás no tengamos que ver el fruto. Quizás a nosotros nos corresponda echar la semilla teniendo el cuidado de que no caiga en terreno pedregoso, sino abonando y con agua para que de el fruto que le corresponda y a eso habrá que añadirle una dosis grande de paciencia, pues las cosechas no salen de hoy para mañana. No nos desesperemos, ya vendrán tiempos mejores pero no por ello dejemos de sembrar con alegría, con ilusión... seguro que a la larga o a la corta algo sacaremos.
María, bajo la advocación del Carmen, sí que saca un montón de
frutos: ¡cuántos marineros no tienen en cada puerto una.... imagen de María que les ayuda, les conforta y también les da ilusión para no desfallecer a pesar de la lejanía de los seres queridos!. María siempre está en "las buenas y malas cosechas"; María siempre está al lado de quien lo invoca y lo invoca con sinceridad.
Felicidades a los Carmelos y Cármenes.
Hasta la próxima y feliz verano
Paco Mira

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