¡
JÓVENES, NO SE HAGAN LOS SUECOS EN SEMANA SANTA!
Que
España es un país de refranes, eso no lo niega nadie. Que a veces los refranes
nos ayudan a expresarnos, eso seguro y que a veces los refranes se utilizan
cuando menos se tiene que hacer o incluso a destiempo también es verdad. No
quiero, este fin de semana, hacer un refrán fácil con ánimo de molestar a
nadie. Pero verán que creo que vienen a cuento.
Dicen
que tiempos pasados fueron mejores. En parte puedo estar de acuerdo: en algún
tiempo la peseta tenía un valor que para algunos era ejemplar; en algún tiempo
el sueldo daba para llenar algún carro de la compra y casi todo el mundo estaba
contento; en algún tiempo las Iglesias estaban llenas, etc... y así podríamos
seguir enumerando. En definitiva muchos o la gran mayoría estaban contentos.
Incluso,
cuando la Diócesis con su Obispo a la cabeza organizaba un encuentro de
jóvenes, los lugares donde se celebraban se "atestaban" de gente
joven que daba vitalidad a aquellos lugares por donde pasaban. Todavía recuerdo
aquel 1991, en Vecindario, cuando a la sombra de Ramón Echarren cerca de 3.500
jóvenes invadieron la localidad del sureste. No era un día, eran dos: alegría,
fiesta, implicación, cercanía, animación... viento, calor.
Este
fin de semana, también a la sombra de nuestro Obispo D. Francisco, y en el
Tablero, habrá un encuentro de jóvenes. Lejos quedaron los 3.500 jóvenes;
lejos, quizás, queda el entusiasmo de muchos del lugar que esperarían ansiosos
a una multitud que diera un poco de savia joven al lugar. Probablemente sean
muchísimos menos que los de hace 26 años se juntaron en Vecindario, aún así los
seguiremos contando y diremos, "pues nada más que fueron...." Pero,
¿saben?, los jóvenes aquellos de Vecindario son los padres de los de ahora. Los
que antes acudían a todos los encuentros que se convocaban son los padres de
los que probablemente no vayan nunca. ¿Qué pasó?. Como cantaría Mecano,
"¿dónde está nuestro error"?.
Ahora
que comenzamos la semana santa, inaguramos también la playa. Parece un
protocolo casi establecido y obligatorio. Es casi como una liturgia con su
ritmo y tiempo acompasado a los acordes de pasos de semana santa que nos suenan
como lejanos y ajenos a nuestro propio ser de cristianos.
Probablemente
nos haremos los suecos y miraremos para otro lado. Hacerse el sueco es no
entender lo que sucede, no querer involucrarse por no entender la lengua.
Todos, en esta semana, deberíamos ser un poco o mucho suecos. El terror y la
muerte siguen pululando indiscriminadamente, pero es un lenguaje que todos
entendemos y que desgraciadamente algunos lo escriben con su propia sangre.
Me
gustaría que los jóvenes y los que no somos tan jóvenes, contempláramos esta
semana con sentido actual lo que en ella va a suceder. Curioso que en un tiempo
donde nos aferramos a lo más intimo de un móvil, la escena aparece con un Jesús
que pide todo prestado: un burro prestado, un cenáculo prestado... no tiene
nada propio y nosotros a lo nuestro que nadie me estorbe.
Un
momento de servicio, de echar una mano a los demás, de solidarizarse con los
que nos piden: ¡cuántos pies cansados de kilómetros y kilómetros de fronteras,
pasaportes, papeleo burocrático, campos de refugiados
que
no reúnen las más mínimas condiciones .... y "lo que yo hice con ustedes,
háganlo ustedes con los demás!. ¡Que trabajito nos cuesta echar una mano al que
lo necesita, sin saber su nombre, ni su apellido, simplemente por ser humano
como yo.
¡Cuántos
Cristos sigue habiendo en la vida!.¡Cuántos crucificados del paro, de la
violencia de género, de los abusos escolares, de incomprensiones familiares, de
desahucios inhumanos, de refugiados a los que les cerramos las puertas, de
víctimas del odio y del terror en Suecia, en Siria y tantos y tantos que no
salen en los medios de comunicación....!
Dejaré
para la próxima, el final de esta reflexión. Quizás la luz tengamos que
aportarla nosotros en virtud de la que hemos cogido el jueves y el viernes
Feliz
semana para todos
Hasta
la próxima
Paco
Mira
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