EN INVIERNO
TAMBIÉN PUEDE HACER CALOR
Las
estaciones del año la van marcando ciertas fechas que son como muy claras y que
en el colegio nos las aprendíamos de memoria. Ha entrado el invierno. Una fecha
que se marca en los calendarios, pero que a veces la metereología se encarga de
recordárnosla con antelación o a veces más tarde. Una de las características
del invierno es precisamente el frío, la nieve, el fuego, los muñecos en la
nieve, el calor del hogar, los encuentros esperados, la lotería, el mes de Diciembre....
¡cuantas cosas marcan al invierno!
Muchos, por
los acontecimientos antes mencionados, están deseando que llegue el invierno.
Están deseando que llegue el mes de Diciembre. Fíjense que a mí me gusta
también que venga el invierno, porque de todo lo mencionado, podemos hacer un
mes acogedor, un mes donde el frío puede dejar o dar paso a algo más calentito,
un mes donde los encuentros y las situaciones pueden verse y sobre todo,
vivirse de otra manera.
Es el mes de
los villancicos. Es el mes de la alegría en las calles, en
las iglesias, en las
mesas de los hogares... pero... ¿también en Belén?. Yo diría que lo que allí
sucede, lo que de allí recordamos... de nosotros depende que el mullido de las
pajas de un pesebre sea lo más confortable posible para tantas y tantas
situaciones que se dan en la vida.
Creo que
mientras existan familias que buscan en los contenedores de basura para
llevarse a la boca en unas fiestas como estas, el pesebre no es lo más cómodo
que nos podemos encontrar. Mientras en las fronteras de muchos países existan
hombres y mujeres esperando a saltar una valla, o a esperar que los gobernantes
de turno den la autorización para poder pasar, el pesebre no es lo más
adecuado. Mientras siga habiendo violencia de género, mientras siga habiendo
unos pocos que se enriquecen a costa de la mayoría sin importarles nada de
nada, mientras siga habiendo familias que son desahuciadas por impago al estar
en paro, mientras siga habiendo situaciones como la de París, las de Siria...
el pesebre no es lo mejor.
Sigo
pensando en que si, como dice el villancico, nos asomamos a la ventana cuando
suena la campana, vemos un montón de edificios que llamamos penales o cárceles
y entendemos que los que están allí no tienen los mismos derechos que nosotros;
que si nos asomamos a la ventana vemos a muchos ancianos solos en los asilos o
incluso en sus casas sin que nadie les acompañe en esta noche tan especial; que
si nos asomamos a la ventana y vemos a
tantos enfermitos en hospitales con la
única compañía de un montón de enfermeros pero la familia cantando en casa...
creo que algo estamos haciendo mal.
Creo que en
el invierno puede también hacer calor. El pesebre lo podemos acomodar nosotros.
Jesús, el de Nazaret no nace para quedar bien en un belén que nosotros hacemos
en casa o vamos a visitarlo. Celebramos el cumpleaños de Jesús para darnos
cuenta que el pesebre en el que María lo coloca es el espejo en el que nosotros
tenemos que mirarnos.
Cuando
nosotros nos miramos en el espejo nos vemos a nosotros mismos y nos tiramos
piropos. Quizás nadie le echa un piropo a un pesebre, a un montón de paja.
Encima de esa paja se coloca un niño que en la medida que va creciendo nos va
marcando un camino que va a ser duro y que nos invita a no mirar atrás, sino a
seguirle hasta el final. Muchos le van a decir que en otro momento se unen al
carro, pero su mensaje va a ser radical.
El pesebre
será más calentito en la medida en que nosotros asumamos el mensaje de quien se
pone encima de él. Fácil es felicitar la navidad, pero difícil es hacer la
Navidad. Fácil es enviar una tarjeta con deseos, pero difícil es que los deseos
los hagamos realidad.
Ojalá que en
nuestras felicitaciones no digamos feliz navidad, sino hagamos navidad.
Mi deseo
para todos, de una Navidad en condiciones.
Hasta la
próxima
Paco Mira
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