Ven,
Señor Jesús,
no
esperes que te invitemos.
Entra
sin llamar
porque
todos te necesitamos.
Necesitamos
tu Palabra,
tu
paz, tu compasión,
tu
fidelidad al Padre,
tu
amor a la verdad,
tu
entrega sincera,
tu
amor sin reservas.
En
este comienzo del tiempo de Adviento
te
pedimos que te esperamos a diario
en
nuestras casas
y
en nuestras calles,
en
nuestras iglesias
y
en nuestros hospitales,
en
este mundo a veces tan materialista,
y
tan envidioso.
Señor
Jesús, no tardes
y
mantén nuestra esperanza en tu venida.
Gracias,
Señor Jesús.
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