viernes, 21 de octubre de 2016

SAL DE TU TIERRA

Señor, despiértame, llámame.
Sácame de mi mundo.
Que no me invente más historias
para justificar que no me muevo,
que no reacciono.
Que abra mi alma
a lugares que no sé dónde están,
a culturas que no conozco,
a seres humanos que me necesitan
casi tanto como yo a ellos.
Ponme en camino
hasta esas personas que me esperan,
porque sueñan con alguien
que pueda hablarles de Dios;
de un Dios bueno, compasivo, de verdad,
no como los dioses de los hombres.
Señor, dímelo también a mí:
“Sal de tu tierra”.


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