¿Saben? Si comparo ahora (y ya saben
que las comparaciones son odiosas) con hace 30 años los temas académicos, los
estudiantes de antes tenían una memoria prodigiosa o se aprendían literalmente
cosas que quizás pedagógicamente no fueran muy ortodoxas, o no fueran
situaciones de aprendizaje las más adecuadas o metodológicamente no fueran las
más correctas. Sin embargo, he aquí lo curioso del tema, con el paso del tiempo
no se han olvidado. Luego algo hemos aprendido y a pesar de todos los peros,
nos ha servido quizás como cultura general. Quizás los estudiantes de ahora no
tengan esa memoria y quizás tengan mucha metodología, pero ¿saben mucho?.
Eso es lo que me ha pasado a mí.
Quizás con reminiscencias del paso juvenil por el monacato mendicante, recuerdo
que una de las figuras estelares en la pasarela de los santos, era sin duda
Antonio, aquel que murió en Padua (Italia) y al que han anexionado multitud de
protectorados entre ellos el del matrimonio. En la piedad popular, hay lo que
se llama el Responsorio de San Antonio
que comienza diciendo: ""Si
buscas milagros, mira: muerte y error desterrados". Y es curioso que
un santo al que se le atribuye este responsorio, hoy tiene una actualidad más
vigente que nunca.
Pero en todos estos milagros se da
una constante: la muerte y el error se destierran. La muerte y el error no
tienen cabida en personas que el positivismo, el lado bueno de la vida tiene
que imperar sobre lo malo; en situaciones como las que estamos viviendo en los
tiempos que corremos, de crisis, de ansiedad, de desánimo...milagro es el
optimismo de la gente que a pesar de todas las dificultades no quiere que la
parte negativa de la vida sea el detonante que impere en su quehacer diário.
A nivel de fe, también el desánimo
puede entrar en muchas de nuestras comunidades parroquiales: ¿dónde van los
niños que hacen la primera comunión?; ¿dónde van los padres que tienen
reuniones prebautismales?... "pero
el Reino de los cielos se parece a un hombre que echa simiente, se echa a
dormir y sin saber como, va germinando y crece". (Mc 4, 26). Es casi
como Marta que nos afanamos en exceso por ciertas cosas que si tienen que
suceder lo han de hacer, pero hay que ser optimistas: desterremos la muerte y
el error, lo negativo de nuestra vida.
La grandeza de los milagros, la
grandeza de los santos, no ha sido por haberle concedido el Nobel de alguna
cosa, sino por las cosas pequeñas, por los pequeños granos de mostaza; por ese
dejar caer aquello que puede hacer posible que los demás crezcan.
No nos importe gastarnos en favor de
los demás. No nos importe utilizar nuestro tiempo para sembrar en la tierra de
otros y al mismo tiempo que sembramos también nos abonamos a nosotros mismos;
no tengamos miedo a aprender de muchas de las religiosidades del pasado, que
nos puedan servir en el presente.
Miremos a ese músculo que en su
sístole y diástole, en su encogerse y estirarse nos permite vivir y al mismo
tiempo dar vida. Vivimos con y por el corazón; él es la fuente de nuestros
sentimientos más profundos que son los que dan sentido a nuestra vida. El
viernes: sagrado corazón; el sábado Antonio y el Domingo la mostaza. No se
puede pedir más a un fin de semana.
Felicidades a los Antonios/as
Hasta la próxima
Paco Mira
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