¿Nos
damos buena cuenta de la importancia de nuestra gorra? No la notamos pero está
ahí librándonos del calor, de todo aquello que nos entorpece el camino...
¡cuántas veces el sol nos dificulta el andar!
Una
gorra es incomparablemente más pequeña que el sol y sin embargo es capaz de
hacernos sentir con menor fuerza el calor de los rayos del sol...
Nada
hay imposible para Dios. En los momentos de cansancio, hay que estar atentos
porque el cobijo tiene la forma novedosa de cualquier cosa (gorra, encinar...)
o se manifiesta en cualquiera de los peregrinos que nos acompañan y comparten
los caminos con nosotros...
Recuerda
aquellas palabras de la Escritura…Poneos el casco (la gorra) de la salvación y
empuñad la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
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