DECÁLOGO DE CUARESMA
1.- LA SAMARITANA: Es
el ejemplo de la persona alejada, que se encuentra con Jesús, se abre a su
diálogo, se deja interpelar, abre su conciencia y Jesús transforma su vida.
Necesitaba el agua viva para limpiar las adherencias y suciedades de su vida anterior.
El agua de Jesucristo la limpia y purifica y se convierte en otra persona y en
un testigo. (Jn 4, 1-31)
2.- LA MUJER
ADULTERA:
Personifica la capacidad de misericordia de Jesucristo. Habla del misterio del
perdón cristiano. Llama a la sinceridad del corazón y de una vida recta
partiendo de uno mismo. Alerta sobre nuestros juicios y prejuicios. Habla de la
necesaria apertura cristiana hacia todas las personas, que siempre son dignas
del amor y del perdón de Dios. Testimonia la potencialidad salvadora de la
mirada compasiva de Jesucristo. (Jn 8, 1-11)
3.- EL PADRE DE LA
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: Es la imagen del Dios Padre rico en
misericordia. Nos recuerda su amor, su bondad, su espera. Cree en la libertad y
confía en el retorno de su hijo. No inquiere, no lleva cuentas del mal, sino
que siempre está dispuesto al abrazo del perdón, de la reconciliación y de la
vida nueva. Es justo desde el amor, un amor que no tiene medidas ni reglas
puramente humanas. (Lc 15,11-32).
4.- EL HIJO
PRÓDIGO:
Es, de nuevo, imagen de los alejados y de aquellos que hacen, en algún momento,
un uso indebido de su libertad y de sus derechos. Es prototipo, en primera
instancia, de quien piensa sólo en sí mismo y busca los placeres rápidos,
inmediatos y efímeros. Es después representación de la obra de la gracia, que
también desde situaciones, circunstancias y conveniencias humanas, va moviendo
el corazón hacia la conversión. Toma conciencia de su situación de postración,
se pone en camino, se deja guiar por la reconciliación y experimentan el don y
la gracia inmensos del perdón y del amor. (Lc 15,11-32).
5.- EL HERMANO
MAYOR DEL HIJO PRÓDIGO: Es reflejo de tantos de los planteamientos
de los “cercanos”, de los que se mantienen en la Iglesia, pero que no acaban de
abrir del todo su alma a la sabiduría de Dios y a la plenitud del Evangelio.
Lleva “cuentas”, el calculador, lo tiene todo apuntado, tiene sus razones y sus
derechos. Pero necesita encontrar las verdades razones y derechos de la
gratuidad, del perdón y del amor.
6.- NICODEMO:
Representa al hombre cabal, religioso y recto que busca la verdad. La cuaresma
es tiempo para no anclarnos en la “verdad” de nuestros pensamientos y opciones
sino de ponernos en camino en la búsqueda de la verdad auténtica y definitiva.
(Jn 3.1-21)
7.- EL ENFERMO DE
LA PISCINA DE BETESDA: Es el prototipo del enfermo que aguarda la
salud y de quien necesita ayuda de los demás. Llevaba enfermo 38 años y nadie
le había empujado a la piscina de las aguas sanadoras. El cristiano debe estar
alerta para descubrir a quien necesite de nosotros. El enfermo de la piscina de
Betesda, una vez sanado, es también modelo de agradecimiento y de testimonio.
8.- EL CIEGO DE
NACIMIENTO: Representa la oscuridad y la ceguera como enfermedad
del cuerpo y como enfermedad del alma. Cuaresma es descubrir las oscuridades de
nuestra vida cristiana y buscar la mano sanadora de Jesús, que, a través de su
Iglesia, unta el barro y el ungüento de la luz en los ojos de nuestra alma. La
fe es la luz; Jesús es la luz. Vivir sin la fe, vivir sin Jesús es oscuridad y
ceguera. Y el cristiano, como el ciego de nacimiento, una vez recobrada la
vista, debe ser testigo de la Luz. (Jn 9, 1-41)
9.- LÁZARO: Es
el amigo de Jesús. Es el resucitado, signo y primicia de la gran Resurrección de
Jesucristo, prenda de nuestra futura resurrección. También nosotros, si
creemos, si mantenemos y cultivamos la amistad con Jesús, podremos ver la
gloria de Dios y dar testimonio de ella con nuestras obras. Lázaro, junto a sus
hermanas Marta y María, habla de la necesidad de mantener un trato de intimidad
con Jesús y de hacer de nuestra cuaresma tiempo y espacio para nuestra Betania
cotidiana. (Jn 11, 1-44).
10.- MARÍA DE
NAZARET:
Es la madre, es la solidaria, la asociada a la pasión, muerte y resurrección de
su Hijo Jesucristo. Mira la pasión y la pascua con ojos y corazón compasivos,
como Jesús. Está. Testimonia así la fuerza decisiva de la presencia, de la
compañía, de saber estar en el lugar donde debemos estar. María de Nazaret nos
ha de ayudar a permanecer al pie de la cruz de nuestros hermanos y a saber
acompañarlos con nuestra presencia y amor en sus Vías Dolorosas. (Jn 19,
25-27).
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