HE CONTADO TU FIDELIDAD Y TU SALVACIÓN, NO HE NEGADO TU
MISERICORDIA Y TU LEALTAD ANTE LA GRAN ASAMBLEA (Salmo 40,11)
Hoy resulta fácil hablar del mal, pero no tanto hablar
del pecado. El mal ¡lo tenemos tan cercano, y nos afecta tanto! Las
consecuencias de la crisis económica, la corrupción, el terrorismo, la
violencia doméstica, la droga, la emigración y sus muertes en la noche del
océano, el paro, las crisis familiares… Hoy resulta fácil hablar del mal. Pero
no nos gusta hablar ni oír hablar del pecado. ¿Dónde está la diferencia? ...
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