viernes, 22 de noviembre de 2013

LECTURAS DEL DOMINGO 24 DE NOVIEMBRE.DOMINGO XXXlV TIEMPO ORDINARIO

                             

                             Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (5,1-3):
En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David y le dijeron: «Hueso tuyo y carne tuya somos; ya hace tiempo, cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú quien dirigías las entradas y salidas de Israel. Además el Señor te ha prometido: "Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel."» 

Todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver al rey, y el rey David hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a David como rey de Israel.

Palabra de Dios


                                         Salmo
Sal 121,1-2.4-5

R/.
 Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron:
 
«Vamos a la casa del Señor»!
 
Ya están pisando nuestros pies
 
tus umbrales, Jerusalén.
 R/.

Allá suben las tribus,
 
las tribus del Señor,
 
según la costumbre de Israel,
 
a celebrar el nombre del Señor;
 
en ella están los tribunales de justicia,
 
en el palacio de David.
 R/.

                                       

                                   Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. El es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios

                                          

                                      Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.» 
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.» 
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.» 
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.» 
Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.» 
Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.» 

Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»


Palabra del Señor
                                          



Nos hacemos unas preguntas para recordar el texto bíblico:
  1. ¿Cómo comienza este texto? ¿cuál es la escena?
  2. ¿Quiénes estaban mirando y burlándose de Jesús? ¿Qué es lo que le decían a Jesús?
  3. ¿Quiénes más estaban en la escena burlándose de Jesús y qué le ofrecían?
  4. ¿Cuál es la frase central en la que le dicen a Jesús sobre su reinado?
  5. ¿Qué decía el cartel que estaba sobre la cruz de Jesús?
  6. ¿Qué le decía uno los malhechores a Jesús? ¿Cómo le contestó el otro?
  7. El segundo malhechor se dirigió a Jesús con unas palabras concretas: ¿Qué le pidió a Jesús?
  8. ¿Cuál fue la contestación que le dio Jesús?
.
MEDITACIÓN
¿Qué me dice el Señor a mí en el texto? 
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
Estamos ante uno de los momentos más importantes en la historia de la Salvación. Cuando Jesús asume ser desde ahora la única víctima agradable al Padre Dios. Ya no será necesario seguir inmolando corderos a Dios. Jesús se ha ofrecido y con su sangre nos ha comprado para Dios, nos ha liberado de toda atadura, y con su muerte nos libró de la muerte eterna… Es importante que ante este texto me haga estas preguntas:
  1. ¿Al igual que el pueblo, yo me quedo lejos de Jesús, de la religión y a veces hasta murmuro y critico?
  2. ¿Cuántas veces he negado la cruz, mi cruz? ¿Cuántas veces le he pedido a Dios que me libere de mis cruces?
  3. ¿He pensado que Jesús no debía haber sufrido? ¿Preferiría otra forma de Salvación? (tal vez mi actitud es como la de Pedro y Jesús me diría que me aparte de Él)
  4. ¿Cuántas veces quiero poner a prueba a Jesús? (Hay momentos en que le decimos: “Si eres Dios que se sane tal persona… Si eres Dios que no sufra tal amigo… Si eres Dios que se salve este niño inocente… Si eres Dios que yo pueda tener un buen trabajo… Si eres Dios que mi familia esté a salvo…. Porqué le ocurrió un accidente a esta persona tan buena?) ¿Qué hacemos en estos casos… si escuchamos esto de otros, qué decimos?
  5. Sabemos que Dios es omnipotente… todo lo puede. ¿entendemos que Dios permitió el sufrimiento de su Hijo, y que la cruz es el trono donde Él quiso venir a Reinar?
  6. La cruz del Señor va en contra de toda perspectiva humana, La cruz del Señor es la salvación para nosotros. Su muerte es nuestra vida. ¿Acepto esto, acepto y agradezco a Jesús que reine sobre mí, desde la cruz?
  7. Hoy proclamamos a Jesucristo, Rey del Universo, porque con su muerte en Cruz liberó toda la creación que había caído en la desgracia. ¿Dejo reinar a Jesús en mi vida? O ¿prefiero vivir el “reino de este mundo a mi manera”?
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ORACIÓN
¿Qué le respondo al Señor que me habla en el texto?

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias por venir a enseñarnos un nuevo camino que nos lleva hacia Ti. La cruz redentora.
Gracias por aceptar venir a salvarme, a liberarme, a hacerme una nueva creatura.
Así como en el Antiguo Testamento se sellaban con la sangre de los corderos ofrecidos en holocausto, hoy queremos pedirte con nos selles con tu Sangre Bendita y salvadora. Que el maligno enemigo, al que tú venciste desde la cruz no tenga ningún poder sobre nosotros.
Te declaramos Rey de nuestras vidas, Reina Jesús por siempre en mi vida y en mi corazón.
Amén.

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