sábado, 22 de junio de 2013

Alfombras que hablan


Fruto de la experiencia vivida y compartida en la elaboración de las alfombras de la jornada de Corpus Christi nuestra  amiga Pino nos regala sus vivencias de esa mañana.
Aunque hayan pasado algunas semanas, merece la pena dejar hablar a las alfombras.

A medida que he ido cumpliendo años, he ido cogiendo la peculiar costumbre cada vez que soy invitada a un evento; donde las personas que participan lo hacen incondicionalmente; es fijarme y analizar la entrega, corazón y sentimientos de cada uno de ellos. Hago esto porque cuando llego a casa me tomo un tiempo para pasar a mi libro de sentimientos anotaciones sobre la experiencia vivida. Experiencias que me ayudan a lo largo de mi camino en momentos de debilidad, derrota o simplemente cuando estoy a la deriva.
Con el acto del domingo de Corpus Christi, me faltó tiempo. Tiempo para poder conocer  individualmente a cada uno. Yo sabía que era una tarea complicada. Me preguntaba qué fórmula podría utilizar para sacar de cada uno algo que pudiera aportar al libro de mi vida.
La sorpresa fue que sólo bastó levantar la mirada y observar durante unos minutos como esa gente, desde muy temprano iban llegando a la plaza con ganas de participar. Sus caras eran un poema. Llegaban con una sonrisa que les iluminaba el rostro; venían cargados de granitos de arena en sus corazones para poder aportarlos en tintar las grandes alfombras que todavía vestía de blanco y negro.
Sin necesidad de tener un jefe, un encargado o una voz de mando era increíble como cada uno de ellos sabía lo que tenía que hacer. Sabían que tenían que aportar su tiempo, ganas, ilusión,corazón, amor y respeto a los demás. Hacer las grandes cosas pequeñas y las pequeñas, grandes.
Ese día cada uno de ellos descubrió algo que hasta hoy no habían descubierto, y es que tienen unas manos mágicas. Unas manos que todo lo que ellas tocaban en blanco y negro lo convertían en colorido. Un colorido que hizo de una plaza y sus alrededores un gran tapiz multicolor cargado de significados. Las alfombras hablaban por si solas.
Durante el tiempo que estuvieron expuestas fueron voceras de la alegría de todo un pueblo.
Yo quiero darles las gracias a todas esas personas que participaron, porque me han enseñado que  para poder estudiar el fondo de una persona, a veces, vale más una imagen que mil palabras.
Y gracias por aportar a mi libro de sentimientos esta grandísima experiencia vivida que jamás olvidaré.

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