Diez verbos cuyas iniciales forman la
palabra clave: Eucaristía pueden ayudarnos a vivir con sentido y profundidad
este día tan esperado para nuestros hijos.
ESPERAR: La primera comunión es comienzo, no es final... Ir más allá del instante es fundamental. Comienza una nueva etapa en el proceso de iniciación cristiana de vuestro hijo, que no se puede quedar ahí. La comunidad les necesita.
UNIR: Crear un ambiente de unión y no de división será el mejor de vivir lo que es central en ese día: la común-unión.
CONVIVIR: Caer en la cuenta de que las celebraciones son momentos de encuentro en la familia (padres e hijos, hermanos, abuelos, tíos, amigos...) y con las familias de los compañeros de mis hijos.
ALEGRARSE: Para que la alegría no se esfume es imprescindible poner más los ojos en Dios que en nuestros deseos, gustos, y, a veces, problemas y discrepancias.
RECORDAR: Preparar algún detalle personal que sea auténtico recordatorio del encuentro que el niño ha tenido con Dios. Este encuentro es lo verdaderamente central.
INTENSIFICAR: Favorecer los momentos en los que compartir con el niño confidencias, oraciones y conversaciones sobre la experiencia de Dios recibida.
SIMPLIFICAR: Convertirse en "contrapunto" de los mensajes que incitan al consumo de inevitables y absurdos regalos. Hacer que el día sea "sencillamente distinto".
TRANSMITIR: Comunicar la propia fe es el mejor regalo. Es una buena ocasión para mostrar que la experiencia de la comunión transforma cada día y es Jesús quien nos da la luz que ilumina y orienta nuestra vida.
INTERIORIZAR: Detener la mirada en lo verdaderamente significativo. Hacer balance del día con el niño o niña destacando lo más importante.
AGRADECER: Participar totalmente del Cuerpo y de
Felicidades a todos los niños y niñas que van a hacer la primera comunión, que van a recibir a Jesús en
¡¡¡¡¡FELICIDADES!!!!!!!
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