En su
reflexión gradual sobre la sabiduría, el Libro del Siracida hoy la presenta en
una de sus múltiples expresiones: la sabiduría educadora. Aquella que se dirige
al hijo/ alumno y poco a poco lo conduce por los caminos del bien,
de la vida, de la alegría, de la gloria.
La
sabiduría llega a ser como una madre o un padre que cuida a sus hijos, a
aquellos que los rodean. He aquí el círculo del “acompañamiento recíproco”: la
sabiduría, por su parte, no se impone; pero quien la busca, será acompañado por
ella, desde la mañana hasta el atardecer y toda la noche. La
sabiduría indica, aconseja, guía, conduce a quien la acoge, incluso por
caminos tortuosos, requiere disciplina y constancia, corrige si es necesario.
¡Se empeña en cuidar! ¡Quien de ella se fía y la sigue será bendecido por
el Señor y colmado de alegría!
Ven Espíritu de Consejo, guía segura por las sendas de la libertad,
ayúdanos a discernir la voluntad divina y haznos premurosos para los que tengan
necesidad de nuestra ayuda.
La voz de un testigo
Una
verdadera educación no puede ser inculcada a fuerza de lo de fuera; ella debe,
en cambio, ayudar a sacar espontáneamente a la superficie los tesoros de
sabiduría escondidos en el fondo.
Rabindranath Tagore
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinión es importante.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.